Por regla general, podemos pensar que una especie, sea animal o
vegetal, está adaptada a un terreno concreto, con sus condiciones ecológicas
concretas, cuando sus miembros son capaces de vivir en él y reproducirse
generando descendientes fértiles. Lo que he comentado más veces, la condición
de que los descendientes sean fértiles asegura la capacidad de perpetuarse por sus propios medios, sin necesidad de recurrir a ayudas exteriores.
ÁREA DE DISTRIBUCIÓN DEL SAPO |
Bajo esta definición, en un gran territorio geográfico, el área
de distribución de una especie nos indica el área ecológica en la que dicha
especie está adaptada. Fuera de ella, las modificaciones ambientales son de tal
magnitud que los individuos ya no están adaptados a ellas. A veces, en los límites de las áreas de
distribución, los individuos son capaces de vivir, pero no de reproducirse.
Quienes tienen aficiones a la horticultura, saben que a veces consiguen que una determinada planta consiga crecer en un ambiente adverso, pero no produce ni flor ni fruto. Es capaz de vivir, pero no se reproduce. Algo similar ocurre con
animales en cautividad, como en los zoológicos.
Pensemos en esos individuos dentro de su área de
distribución. Aunque disponen de total capacidad de movimiento, en caso de
animales, o sus semillas se pueden dispersar por todas partes, si son
vegetales, únicamente aquellos que se encuentren dentro del área, estarán
adaptados a esas condiciones ecológicas y podrán crecer en la forma requerida.
No pensemos que las semillas no se dispersan fuera de las áreas geográficas de
distribución. Llegan muy lejos, pero no siempre sobreviven. Los animales o mueren o retroceden.
ÁREA DE DISTRIBUCIÓN DE LA ENCINA |
Supongamos estamos paseando
por el monte y nos encontramos una población de cualquier especie. Podemos preguntarnos cómo llegaron los primeros individuos a esos terrenos. Eso es algo que puede ser intrigante y siempre un
reto que se plantea al investigador. El origen de una población. Pueden ser
muchos orígenes y muy diversos.
Pensemos en poblaciones continentales en territorios con
islas próximas. Tal vez, en alguna ocasión el viento llevó semillas a la isla y
algunas cayeron en terreno apropiado. Unas semillas, pocas, procedentes de esa
población originaria pudieron germinar y generar individuos adultos. La
población originaria tendría su variabilidad genética, no sabemos cuál, pero si
han llegado unas pocas semillas lo más probable es que no llevasen consigo toda
la variabilidad existente en la población originaria. Las semillas germinan,
crecen y se multiplican. Originan una población. Ocurren varias cosas.
FRUTO DEL ARCE |
Esta población nueva procede de la anterior, sí. Esta
población nueva sufre lo que se llama “efecto fundador”, que nos indica que aunque
procede de otra, ha perdido mucho de la variabilidad génica que poseía la originaria. Esta variabilidad
requiere grandes números de individuos para estar representada por completo, y
no es lo que ha ocurrido con estos pocos fundadores de la nueva. Se ha perdido
variabilidad, y los alelos presentes pueden estar en frecuencias diferentes a
las que tenían originariamente. Todo ha sido cuestión de azar y se plantea la
supervivencia de esos individuos invasores. Cuidado, hablo de supervivencia,
que sería un éxito evolutivo, aunque la morfología se pierda o se altere. En
estos casos, la morfología no es tan importante como la supervivencia de la
nueva población.
Si han sido pocos los individuos que han llegado, dejando
aparte la pérdida de variabilidad génica, existe la necesidad de adaptación al
nuevo territorio. Pero si han sido pocos los individuos llegados, en vegetales
a veces una sola semilla, o pocas en un solo fruto, los descendientes tendrán
un elevado nivel de consanguinidad, con los efectos adversos que ese nivel
puede conllevar.
FRUTO DE OLMO |
Si se superan todas estas situaciones adversas, puede
generarse una rápida expansión de los componentes de la nueva población, pues en
principio pueden no existir en esa nueva zona especies limitantes a ellos.
Darwin indica en “El origen de las especies” que, debido a esta ausencia, los
miembros de la especie nueva pueden comportarse como especies invasoras.
Fijémonos que en nuestro país, ahora mismo, todas las especies invasoras son
exóticas que no tienen predadores biológicos en esta zona.
FRUTO DE CLEMATIS, TREPADORA DE JARDIN |
Si la nueva población tiene éxito, es decir, ocupa un territorio
y se reproduce generando hijos fértiles, comenzará una historia evolutiva
propia. Con esto quiero decir que, con el tiempo, acumulará su propia
variabilidad. La nueva variabilidad puede no parecerse a la existente en la
población de la que procede, pues las condiciones ecológicas han cambiado y es muy
probable que también sean otros los efectos de la selección sobre ella. Tal vez
en esta nueva zona la selección favorezca combinaciones génicas que desfavorecía en la
zona inicial, tal vez debido a que exista una nueva variabilidad.
Este proceso que comento puede no ser un suceso aislado y
repetirse de modo recurrente en el tiempo. A veces, en estos casos hay
intercambio de individuos entre las poblaciones (la originaria y la derivada), generando unos fenómenos auspiciados
por estas migraciones en ambas direcciones.
Pero tampoco pensemos en hechos aislados, en todas las
generaciones se dispersan semillas de modo aleatorio. Pueden caer en terrenos
apropiados y generar la aparición de nuevas poblaciones. Si caen en lugares
inapropiados, todo queda en nada, pero este mismo dato nos indica que la
tendencia a la expansión poblacional es constante. Otra cosa es que cada vez
sea un éxito.
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