Estamos en época de pasear por el campo y dejar correr la
imaginación ante tanta belleza como encontramos. La naturaleza rebosa hermosura,
majestad y dignidad, a pesar de las agresiones que le hacemos. Nunca veo
florecillas, no soy tan romántico ni tan bucólico. Tampoco veo las posesiones del llamado Rey de la Creación, ni sus supuestos desvelos por cuidar sus dominios. En todo caso, sus
múltiples agresiones. Pero dejemos por hoy esas cavilaciones negativas y
disfrutemos del campo.
En contra de lo que muchos puedan creer, aunque los animales
son espectaculares, así como su vida y sus costumbres, han sido los vegetales
los que más conocimientos han aportado al mundo de las ideas en biología.
Indefensos ante predadores, las plantas han sabido desarrollar estructuras defensivas mediante múltiples y dispares estructuras, que nos enseñan que todas
ellas son válidas, aunque cada grupo tenga las propias. Pero hoy tampoco quiero
hablar de eso.
AMAPOLA Y CRISANTEMOS |
A veces, en biología hemos de tener en cuenta grandes
números, tanto en tiempo como en individuos. En biología evolutiva, un millón
de años viene a ser como un instante de nuestras vidas, y una frecuencia de uno
por millón es algo que está ocurriendo constantemente. Los números han de ser
amplios cuando hablamos de biología y no vale comentar el posible futuro
evolutivo de una población de 20 individuos.
POBLACION DE AMAPOLAS |
Paseando por el monte, siempre es posible ver los diferentes
vegetales que lo habitan. Los animales suelen esconderse y hay que ser sagaz
para detectarlos. Por eso es más sencillo delatar presencias de
plantas y cuantificar sus frecuencias. Siempre es atractivo encontrarse
endemismos, seres que habitan específicamente un territorio y solo ese. En
islas son frecuentes las especies endémicas. En otras ocasiones nos encontramos
especies a las que llamamos cosmopolitas, pues habitan muchos y diferentes
lugares separados geográficamente.
DISTRIBUCIÓN IMAGINARIA DE POBLACIONES Y SU VARIABILIDAD GÉNICA |
En el campo, vemos las amapolas iguales, o un gran manto de margaritas, también iguales. ¿Es realmente así?Detrás de la uniformidad fenotípica, puede haber encerrada una gran variabilidad, que es posible descubrir mediante análisis bioquímicos. Imaginemos una especie vegetal que habita un amplio
territorio y que está dividida en cinco poblaciones, como esquematizo en la figura. Las flechas que hay entre
las poblaciones indican que existe flujo de individuos en ambas direcciones.
Todas manifiestan el fenotipo silvestre, pues la selección natural elimina a la
planta que se salta esa norma. Analicemos la variabilidad respecto al gen "A", representando como A al alelo silvestre y lo
ponemos con mayúscula, pues es dominante. Siempre es así. Los alelos que
determinan el fenotipo silvestre en vegetales o salvaje en animales, son
dominantes. Con este comportamiento, ocultan toda la variabilidad encubierta que
encierra una población. Imaginemos una distribución de alelos de este gen tal como presento
en la figura. En la población central hay varios alelos, A, a1, a3, a7 y a5.
Pero esta presencia de alelos no es uniforme en toda el área de distribución de
esta especie, pues al noroeste sólo hay alelos A y a1; al noreste sólo A, a1 y
a5; al suroeste A, a1 y a3 y, por último, en el sureste encontramos A, a1, a4 y
a7.
¿Qué podemos pensar con estos datos? No es raro que el alelo
A esté presente en todas las poblaciones, es el responsable del fenotipo
silvestre y cualquier expansión poblacional requiere su presencia para resistir
con éxito a la selección natural. Pero, ¿y los demás alelos? La tasa de
mutación ronda el uno por millón y es un valor muy similar en todos los genes.
Entre otras cosas, quiere decir que cada vez que se genera un millón de copias
del gen A, aparecerá un mutante. Aplicando este criterio, establecemos que la
población más primitiva, y más antigua en esa zona, es la central, y lo deducimos por tener mayor variabilidad. Cuidado, esta opinión es un consenso establecido a
falta de poder experimentar en este aspecto. Es un razonamiento lógico y nunca ha sido refutado
experimentalmente, pero insisto en que es una opinión consensuada.
Parece que esta variabilidad es adaptativa, lo
digo en el sentido de que según qué zonas, la selección natural favorece a unos
alelos y a otros, no. No vamos a ser tan ingenuos como para pensar que hacia el
noroeste no fue ninguna semilla portadora de alelos a5, a7, o a3. Pero no
sobrevivieron, tal vez a causa de una selección en contra. Lo mismo vale decir
en relación a las otras poblaciones y los alelos que faltan si tomamos como
referencia a los alelos que existen en la población central. Si estos alelos
fuesen neutros es decir, indiferentes ante la selección, encontraríamos una distribución
homogénea en todo el territorio.
¿Tienen todas las poblaciones la misma edad? ¿Se formaron de
modo simultáneo? No. Para decir esto, volvemos a tener en cuenta la tasa de mutación
y la variabilidad que tiene acumulada cada una de ellas. La población más
antigua debe ser la del sureste, pues además de tener más variabilidad, tiene
un alelo único suyo, el a4, que nos indica la antigüedad de la población,
pues ya en ella aparecen mutantes. Ya no es una población tan filial de la
central, y nos es posible ver cómo va adquiriendo cierta peculiaridad génica.
Lo que acabo de explicar en pocas palabras puede ser
resultado de muchos años de estudio. Rehacer la historia evolutiva de una
población requiere su tiempo y una buena estrategia experimental. Lo importante
es que al estudiar procesos evolutivos, lo que se encuentra estudiando una
especie es aplicable a procesos similares en otras. Así se va reconstruyendo la
historia de los seres vivos en nuestro planeta.
Porque queda una pregunta muy importante, ¿cómo llegó la
primera semilla a esta zona? O cómo se fundó una población que hoy es estable y aparentemente adaptada. En una
palabra, el primer ser que originó un linaje evolutivo del que hoy somos
conscientes y capaces de estudiar. Pero eso será otro tema.
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