En Lugo siempre la hemos llamado en singular, la Muralla,
escapándonos de los grandilocuentes plurales que no vienen al caso, (las
Murallas). Ese, el plural, queda para regidores y capitostes cuando hacen de
tal: “Visitais nuestras Murallas…”y creen que con su perorata copan un sitio en
la historia.
HERMOSA, CON DIECISEIS SIGLOS DE EDAD |
Ya lo digo, para nosotros, los de a pie, siempre ha
sido singular, la Muralla, y un montón de calificativos mas, tal vez muchos de
ellos indicadores del modo en que este Monumento está integrado en nuestras
vidas. Para mí, viene a ser como un telón de fondo de mi vida lucense.
Cuando yo era niño, me gustaba acceder a su adarve
por la rampa de la Puerta de Santiago. La rampa me resultaba cómoda y eliminaba
los vértigos que me inspiraban las diferentes escaleras. Ahora me ocurre lo
mismo. Incluso en pequeños detalles, parece como que con la edad regresamos a
los principios.
CHIMENEAS CERCA DE S. FERNANDO, VESTIGIO POPULAR, HOY PERDIDO |
Lo revivo cada vez que subo: en cuanto piso su
superficie, me parece haber entrado en otro mundo. Y creo que ese aspecto
mágico de llegar a “otro mundo” lo hemos sentido muchos lucenses al hablar, por
ejemplo, de dar un paseo por la Muralla. Los paseos por su adarve han formado
parte de nuestros ritos cotidianos. Y como el Monumento está completo, es
posible pasear en cualquiera de las dos direcciones que uno quiera tomar al
llegar arriba. Siempre volverá al sitio de origen, no como en “la vida”, que
nunca se puede volver.
Se ha dicho que el paseo por la Muralla es un
hermoso muestrario de todo lo representativo que hay en la ciudad, y lo creo
totalmente. Desde los hermosos paisajes que se pueden ver hacia el Oeste, con
sus puestas de sol, hasta los lejanos Ancares, allá en los límites con León, el
paisaje es generoso en eso de aportar imágenes para soñar o disfrutar.
LAS GRUAS HABLAN DE UN PROGRESO QUE DESTRUYÓ ESTE PAISAJE URBANO |
Pero siempre me gustó más el paisaje urbano. Desde
el hermoso skay line visible desde lo
alto de la Puerta del Hospital, al deteriorado del Barrio del Miño y la
Tinería. El paisaje en que se veían las torres de la catedral sobre un mar de tejados,
siempre me recordó a una gallina con sus polluelos. Presento una foto de 2008 y
vemos en ella la cantidad de grúas que nos querían infundir la idea de progreso
que tan de moda estaba entonces. Por cierto, la foto es irrepetible, pues los
mamotretos construidos mientras se progresaba, han estropeado todo, como suele
ocurrir.
UN PASEO DE ESTE TIEMPO |
También han desaparecido las casas adosadas en la
cara externa de la Muralla, y con ellas sus tejados. Fue una larga tarea
aquella de ir eliminando tales casas, dejando libre la perspectiva del
Monumento. Recuerdo las obras de apuntalamiento, reconstrucción y restauración
de los paramento dejados al descubierto, conforme iban desapareciendo las
casas.
POR UNA DE ESTAS VENTANAS SALIA EL SONIDO DE UNA RADIO |
Ganó mucho la Muralla. Tal vez ganó, no lo dudo,
para el visitante que viene a verla, pasear por ella, fotografiarla y marchar
con sus fotos y su recuerdo. Creo que a los lucenses, a mí al menos, nos han
dejado una Muralla descafeinada, esterilizada, falta de aquella vida que tenía
cuando veíamos las chimeneas echando humo en sus casas adosadas o escuchábamos
la radio gracias a alguna casa con las ventanas abiertas. Todo aquello se nos
fue y de modo irrecuperable, como muchas otras cosas.
VESTIGIOS DE OTRO TIEMPO, HOY DESTROZADOS |
Otra cuestión es si lo echo de menos. No sé para
otros lucenses, para mí esta Muralla de ahora es más impersonal. Más
monumental, qué duda cabe, pero carece de aquel aire como de familia. Ya no me
parece integrada en el conjunto ciudadano como lo estaba antes. Tal vez sea una
apreciación muy personal, pues pasear por su adarve me sigue pareciendo
adentrarme en otro mundo, pero no sé.
UN LUGAR PARA PASEAR DISFRUTANDO O DISFRUTAR PASEANDO |
Hay dos cosas que se me han quedado clavadas de mis
paseos infantiles por la muralla: detrás del convento de franciscanos había una
huerta. Si veíamos algún fraile haciendo labores de labranza decíamos que
estaba haciendo penitencia. (Hoy aquella huerta está substituida por unas
pistas de baloncesto donde juegan los alumnos de un colegio franciscano de pago).
Otra cosa que recuerdo de modo entrañable es que por la Mosquera había una casa
de la que salía el sonido de una radio. Siempre había personas sentadas en las
barandas de la Muralla escuchándola.
Tal vez hoy la muralla está mas para ser vista por
los de fuera, pero puede que los de aquí la vivamos menos. Es difícil de
explicar, pero yo me entiendo.
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