EL ESPINARIO DE MI POSTAL |
Recibo una postal desde Florencia con esta imagen.
En el reverso, en cuatro idiomas (ni español ni portugués entre ellos), se lee
que se trata de un “muchacho que se saca una espina del pie. Figura hecha a
partir de un original griego en bronce del siglo I a.C.” Como se quita una
espina, le viene el nombre por el que lo conocemos, El Espinario. Se trata de
una escultura de la época Helenística, cuando el arte griego se hace, es un
decir, costumbrista y retrata a personan en su vida cotidiana, olvidándose de
dioses y atletas. En esta época se representan ancianos figuras dolientes, o en
cualquier actitud en la que cualquier griego se podía sentir representado.
OTRO ESPINARIO |
Lo del niño este ya es otra cuestión. ¿Qué le
ocurre? Hay quienes dicen, es la opinión mayoritaria, que representa a un
adolescente, Martius de nombre, a quien se le encomendó llevar un recado al
Senado. El niño corrió hasta terminar su cometido. Fue entonces cuando se quitó
una espina que se le había clavado en la planta del pie durante su carrera. La actitud
de Martius fue tomada como modelo a seguir y como ejemplo a presentar ante la
infancia, por eso se hicieron numerosas copias de la escultura, muchas de las
cuales han llegado hasta nosotros. La verdad, no es que me guste mucho esta
idea, pues a nadie se le ocurre mandar a un recado a un muchacho desnudo. Antes
se le mandaría cubrirse con algo.
PUERTA EXTERIOR, HOY INTERIOR DE LA CATEDRAL DE LUGO |
Por eso me gusta más, por verosímil, otra
interpretación, aunque menos extendida. Según ella, Martius sería un atleta
(corrían desnudos) que se clava una espina durante una carrera. La escultura lo
coge en el momento en que se quita la espina.
En ambos casos, la espina viene a truncar un
trabajo, que el adolescente termina más o menos bien. Si la espina ha sido
puesta por los dioses en el camino de Martius, el muchacho lo tomará como una
acción divina contra él, pero no sabemos qué actitud toma ante ella, puesto que
le vemos concentrado en lo inmediato, en quitarse la espina y que termine el
daño.
ESPINARIO DE LA CATEDRAL DE LUGO FIJARSE EN SU ACTITUD BURLONA |
Conozco dos representaciones diferentes del
espinario, las dos esculpidas en nuestra tierra, pero muchos siglos más tarde,
en plena época del románico. En ambos casos se trata de dos canecillos, uno de
ellos en la iglesia de Ansemil (Silleda) y el otro, en la catedral de Lugo.
El espinario de la catedral de Lugo se encuentra en
la puerta que da paso desde la capilla del Pilar a las naves. Antiguamente, esta
puerta constituyó una fachada lateral de la catedral. Como tal, tenía su
ornamentación. El de Ansemil, exterior, es el primero de la derecha del templo,
según se mira de frente.
ANSEMIL. IGLESIA CON SU ESPINARIO |
En ambos casos, el tema es perfectamente reconocible
debido a la postura inequívoca del hombre, con su pie izquierdo, el dañado, sobre
la rodilla derecharda y con ambas manos en él. Pero a diferencia del muchacho de
inspiración helenística, concentrado en su lesión e intentando eliminar la
causa, estos dos espinarios se desentienden del pie y miran enojados al cielo, residencia
de la divinidad. El de Ansemil tiene un gesto retador, enfadado. El de Lugo,
mira hacia el cielo haciéndole la burla y echándole la lengua.
ESPINARIO DE ANSEMIL |
Para mí, siempre ha sido motivo de reflexión esta
diferente actitud de unos y otros frente a un mismo hecho y debido a una misma
causa. Tal vez por aquí, y no sé con base a qué, nos creamos con derechos a
pedir unos supuestos tratamientos de favor por parte divina. Tal vez es lo
mismo que le ocurrió a un muchacho sevillano, malcriado y acostumbrado a hacer
ley de su capricho, cuando, siglos más tarde, y ante hechos que no le venían
muy a favor, no tuvo más idea que gritar de modo insolente:
Llamé el cielo y no me oyó
Y pues sus puertas me
cierra,
De mis pasos en la tierra,
Responda el cielo, no yo.
Puede que no le hubiese venido mal a este niño
sevillano de la familia Tenorio, y a nuestros espinarios, que alguien les
hubiese dicho, cuanto antes mejor, que los responsables de sus actos eran ellos
mismos y nadie más. Hay cosas que conviene saber pronto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario