MATAMOROS |
Quiero dejar aclarada una cosa desde un principio, y
es que no me creo lo de la batalla de Clavijo y me molestan muchas actuaciones
derivadas de ella. No me la creo debido a esa incertidumbre histórica de no
saber asignar a un rey concreto el desarrollo de la batalla. Es decir, en otras
palabras, no se sabe cuándo ocurrió. Luego está el motivo, liberar a “los
nuestros” de tener que satisfacer el tributo de las cien doncellas. Salvar a
una colectividad de ese oprobio es un gran favor que se le hace. Teseo también
liberó a los suyos de ese mismo tributo, que en su caso había que satisfacer al
Minotauro, en Creta.
Ese tributo de doncellas, siempre cien, algo
tremendo en diferentes culturas, me habla de trazos mitológicos que vienen de
lejos en la historia de la cultura, pero que tienen (o han tenido) arraigo en
nuestro sentir. Llegado el momento, los cielos se abren. Teseo, ayudado por
Ariadna mata al Minotauro, o en Clavijo aparece el Apóstol galopando entre las
nubes, matando moros con su espada y liberando a los cristianos de pagar el tributo.
Con perdón, supongo que más que con espada mataría moros con flechas, jabalinas
o dardos, si lo hacía desde las nubes. En caso de ser con espada, como lo ponen
las estatuas, su longitud sería tremenda para degollar desde tan alto. (Digo
yo…)
PEREGRINO EN LA PUERTA SANTA |
No faltan quienes ven su intencionalidad política en
lo de la batalla de Clavijo: El cielo quería que echasen del solar patrio a los
infieles, por eso el Apóstol volvía a defender la tierra que evangelizó. Si
acaso cundía el desánimo o el cansancio entre la gente, el argumento era
contundente: el cielo lo quiere. Parece que se hizo costumbre lo de invocar a
Santiago antes de entrar en acción, y lo de “Santiago y cierra España” ha
llegado a nosotros como una invocación, aunque no entiendo el significado de
“cerrar” utilizado en este caso. Con el tiempo, y por necesidades terrenales de
gobierno, también San Isidoro mató moros en alguna que otra batalla.
Con esto de guerrero, defensor de la Patria y azote
de infieles, se generó una iconografía que no me gusta nada y que cristalizó en
la imagen del Santiago llamado “Matamoros”. Está presente en múltiples rincones
de la catedral compostelana, corona edificios oficiales y es la imagen que sale
en procesión el 25 de julio. Cotidianamente está expuesta a la veneración en
una nave transversal de la Catedral.
Claro que eso de matar moros ya no gusta tanto como
pudo haber gustado, incluso en esa imagen de la que hablo se han tapado las
víctimas del santo furor con flores que alcanzan hasta la misma cabalgadura. Ahora,
el Apóstol en vez de matar moros parece querer cortar flores con espada. Un
método algo rudo, pero es mejor esconder la realidad de la imagen, que hay
quienes se pueden ofender.
PEREGRINO EN SAN XEROME |
En Santiago no gusta esa versión de Apóstol matador.
Somos más pacíficos y dados a respetar opciones diferentes a las nuestras antes
que a matar a quien discrepa. Nos gusta el Santiago Peregrino, de quien hay
múltiples representaciones, una de ellas, por ejemplo, sobre la Puerta Santa.
Allí, en una hornacina hueca, el Peregrino, vestido como tal y con un libro en
la mano, (el evangelio que nos trajo), aparece como más asequible a todos,
alguien con quien se podría compartir una etapa del Camino, de su Camino. Allí está recibiendo a quienes entran por la
Puerta Santa en busca del perdón. Son muchas las imágenes alternativas de
Santiago Peregrino, reconocible por su báculo, su esclavina y su sombrero de
caminante con vieiras en el alo. Un Santiago que camina como de incógnito.
Más nuestro, la verdad.
SENTADO EN EL PÓRTICO RECIBIENDO |
Hay otra postura en que es frecuente que se nos
represente al Apóstol, la de sentado. Como tal nos recibe en el parteluz del
Pórtico de la Gloria, con sus ojos llenos de serenidad, mostrando tranquilidad
total y con un pergamino desenrollado como muestra de la doctrina que nos trajo.
Allí lo colocó Mateo hace siglos y desde entonces nos recibe transmitiéndonos
la alegría de haber rematado el Camino. En esa imagen aún no luce la vieira
identificadora. Pienso que tal vez aún no era representativa de lo compostelano
y por eso Mateo, que no escatimó en símbolos, no la puso. También está sentado
el Apóstol en la imagen que abrazamos. Una bella imagen románica, que no
podemos ver debido a los ropajes de plata mejicana que la recubren. Plata
procedente del patrimonio del arzobispo Monroy.
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