viernes, 24 de noviembre de 2017

Manzanas, manzanas

Me atrevería a decir que la manzana forma parte de nuestra historia cultural, pues aparece en múltiples episodios con los que nos sentimos relacionados. Siempre me ha extrañado que, dada la gran variedad de frutas de que disponemos, determinados momentos importantes estén matizados por la presencia, o el protagonismo, de manzanas. Vamos a ver algunos.


Ahora, casi empieza todo
El primero de ellos se refiere a una época muy lejana,  en la que los animales hablaban, cuestionaban actitudes nuestras y se permitían aconsejarnos. Fue cuando una malvada serpiente trepó por un árbol y entabló conversación con Eva, animándole a comer una manzana. Aunque Dios lo había prohibido a la primera pareja, la serpiente fue sutil en su argumento tentador:”Seréis como dioses”. Lo que sigue, lo sabemos, comieron la manzana, recibieron su castigo y no, no fueron como dioses, el eterno afán de la humanidad. La tentación viene cargada de falsedades.

Han de pasar muchos siglos para que volvamos a encontrarnos con otra manzana. En realidad es un concurso de belleza dentro de unas bodas. Pero será preciso saltar fronteras e irnos a las bodas de la diosa Tetis, hija de Zeus, con el mortal Peleo. En la boda todo es fiesta y alegría, pues nadie recuerda haber olvidado a la diosa Eris, la diosa de la discordia, quien, molesta por no haber sido invitada, se presenta en la boda, y deja una manzana dorada con la frase "para la más bella".

El premio será para la más bella

Ya tenemos el problema planteado. El primer concurso de belleza del que tengo noticia, el concurso en el que quienes participan, aunque dicen que gane el mejor, siempre creen ser ese "mejor". Tres de las diosas presentes, Hera, Atenea y Afrodita se pelean por la manzana teniéndose como merecedoras de ella. Zeus escoge como juez para dirimir la disputa al príncipe pastor de Troya, Paris. Las tres diosas intentan sobornarlo ofreciéndole distintos dones, pero al final, el príncipe pastor entrega la manzana a Afrodita, lo cual, a la larga, desencadena la guerra de Troya. ¡Qué actual todo esto! los enfados por el veredicto, el creerse merecedora del premio, los intentos de soborno, ¿qué me recuerda todo esto? Quienes estaban allí opinan que Paris fue justo, pero la justicia en estos casos parece no ser un bien preciado.

Esto de gente que se siente agraviada por no ser invitada a fiestas es bastante frecuente en nuestras historias y en nuestros días. No sé por qué hay quienes se creen con derechos a ser tenidos en cuenta y se ofenden si notan haber sido olvidados. Recordemos al hada mala que castiga a la Bella Durmiente por el mismo motivo, un olvido involuntario. Al menos, eso nos dice el relato. Parece que muchos no perdonan que se olviden de ellos.

Pobre niño, la verdad
Otra historia en la que una manzana juega un papel importante, es la de Guillermo Tell. Es un relato fuertemente vinculado a los primeros actos suizos de afirmación nacional. Según la leyenda, Guillermo se negó a rendir pleitesía a un símbolo del gobernador, situado sobre un pedestal honorífico. Hasta entonces, Guillermo no se había destacado por su afán independentista aunque, eso sí, era famoso por su puntería con el arco. La historia nos dice que quien ostentaba la autoridad local le quiso obligar a deponer su actitud rebelde y, al verlo obstinado en ella, lo condenó a muerte, aunque el castigo sería perdonado si era capaz de atravesar con una flecha una manzana colocada sobre la cabeza de su hijo. Otra vez la manzana.

El resultado los sabemos todos. Es curioso que no existe ni un solo dato histórico acerca de la existencia real de Guillermo Tell. Los primeros escritos sobre él aparecen como dos siglos más tarde. No obstante, su gesta es conocida, querida y respetada por los suizos y ha tenido gran repercusión en el mundo de la creación artística, con su niño y su manzana en la cabeza.

La manzana en el avance científico

Yo me pregunto, ¿qué tiene la manzana que no tengan otras frutas? Su color, sabor y olor son indiscutibles, cierto, pero otras frutas también poseen características muy suyas y, sin embargo, no disponen de esta aura de encantamientos y protagonismos. Porque la manzana no solo ha estado en la raíz de la guerra de Troya, o en nuestra expulsión del Paraíso, también en los albores del nacimiento de la ciencia moderna, nos encontramos con una manzana. Me refiero a la que, según se dice, cayó sobre Sir Isaac Newton, dándole motivo para reflexionar sobre el tema y llegar a la formulación de la Ley de la Gravitación Universal.

Siempre la tentación viene acompañada
de promesas hermosas

No quiero olvidar el cuento que ha conmovido a tantos y tantos niños, por tener todos los ingredientes necesarios para hacerlo. Me refiero a Blancanieves. Hermosa en grado sumo, sus problemas comienzan por una madrastra que se sabe menos hermosa que ella. Si no puedes vencer a tu enemigo, destrúyelo, parece ser su lema. Y encarga su destrucción, pero su espejo mágico le informará de que la niña sigue viva. Es entonces cuando ella misma decide matarla, sin recurrir a intermediarios. Se disfrazará de vieja y le regalará una fruta envenenada. Lógicamente, una manzana.

Mejor, no decir nada

De nuevo la manzana. Formando parte de nuestro fondo histórico, literario o legendario, las manzanas nos han acompañado desde niños hasta hoy. Incluso ahora, una gran empresa informática tiene su nombre y su logotipo es una manzana mordida. La manzana. Hay muchas otras frutas que hubiesen merecido otros lugares en nuestros imaginarios. Cerezas, peras, naranjas, no sé. Tal vez su carácter cosmopolita haya ayudado a esta presencia en nuestros relatos. Pero ¿y hoy? Hoy sigue teniendo su historia, con sus claroscuros, y una realidad incierta, que he comentado en otra entrada de este blog.

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