OTOÑO, TIEMPO DE LEYENDAS... |
Hace días paseaba por Compostela y recordaba
algo del mito del Ave Fénix. Su origen se sitúa en los países del oriente y
siempre, con sus variantes, nos habla de una hermosa ave que muere, pero que
pasado un tiempo renace mas hermosa todavía.
El cristianismo asimiló esta leyenda, de profundo arraigo y amplia dispersión, cambiándole algunos matices. Así, sitúa un rosal al pie del árbol del Bien y del Mal, en el Paraíso. Al nacer la primera rosa, nació también un pájaro de hermosos colores. Esta ave fue el único ser que no quiso probar el fruto del árbol prohibido, pero cuando Adan y Eva fueron expulsados del Jardín, el arbusto se incendió de modo accidental y con él murió el ave.
No obstante, el Creador concedió al ave
fiel un regalo por el que suspiran todos los hombres desde entonces, la
inmortalidad. De las cenizas del nido nació a los tres días el ave más hermosa
que se haya podido imaginar, el Ave Fénix.
Sin duda, el Fénix es un ave que
encierra el consejo de volver a comenzar a pesar de estar frente a condiciones
adversas. Es un símbolo del renacimiento
espiritual, del poder del fuego, de la purificación y la inmortalidad.
A lo largo de sus múltiples vidas, su
misión es transmitir el conocimiento que atesora desde su origen al pie del árbol
del Bien y del Mal, y servir de inspiración en sus trabajos a los buscadores
del conocimiento, tanto artistas como científicos.
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En la zona monumental de Compostela, hay casas, muchas, con
distintivos de propiedad que
hacen referencia a las instituciones que las
poseían. Son muy frecuentes las vieiras (Propiedad de la Catedral), los pinos
(de San Martín Pinario), las cruces griegas de los franciscanos, etc.
CATEDRAL |
SAN MARTIN PINARIO |
Hay una de la que nunca he sabido qué institución viene a representar, tal vez porque no he querido saberlo. Es una especie de águila, que podría recordarnos al símbolo del evangelista San Juan. Yo he preferido pensar
que nos traía a la memoria a un Ave Fénix altiva renaciendo de sus cenizas. Siempre
viva e inmortal, como nuestro Camino.
AVE FENIX |
Nunca he creído, y creo que nadie lo
ha hecho, que el Camino haya sido igual a sí mismo a los largo de estos siglos
de peregrinaje. Seguro que ha tenido sus mas y sus menos, sus
aparentes muertes y sus recurrentes renaceres llenos de nueva fuerza y vitalidad. A
lo largo de su historia, han debido de ser muchas aparentes desapariciones, algunas con apariencia de
definitivas. Recuerdo que, en la década de los setenta del pasado siglo, junto a Santa María de Melide, alguien nos mostraba por dónde seguía el Camino en tiempos pretéritos. Nos lo indicaba como algo ya pasado y no imaginábamos el futuro que aguardaba a aquella senda. Más de una vez he pensado en el Camino como un Ave Fénix capaz de renacer de sus cenizas.
En la calle Azabachería, nº 18, hay una
señal como de propiedad, que me resulta desconocida, extraña y me hace reflexionar.
PARA MÍ, TODO UN SÍMBOLO |
Un ave rapaz aparece con una vieira
agarrada en sus garras. Me gusta imaginarla no como símbolo de propiedad, sino como metáfora del entorno. La veo como un Ave Fenix (El Camino), que lleva a la Catedral o, lo que
viene a ser lo mismo, la Catedral renace gracias al Camino y es llevada por él.
Es una interpretación muy personal, naturalmente discutible,
pero me gusta pensar hasta qué punto ambas instituciones se han ayudado
mutuamente y en este relieve encuentro un símbolo de esta ayuda.
Hoy, muchos tal vez de modo peligroso,
confunden Catedral y Camino, y no es así. Conviene tenerlo presente.
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