Siempre que lo popular irrumpe en el arte, se genera un resultado que me
gusta. Cuando aparecen sus trazas en escultura, pintura, música o donde sea,
encuentro como un aire fresco por encima de academicismos en cierto
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JUEGOS DE SOMBRAS EN RÚA NOVA |
modo muertos,
o carentes de vida. Porque para mí, es eso lo que traen las irrupciones de lo
popular, los aires vivos.
En Santiago, no iba a ser menos, lo popular
está por todas partes, siempre que lo sepamos encontrar. Basta mirar con ojos
sabios para encontrarnos con sus pinceladas en múltiples estructuras.
Fundamentalmente, Santiago está construido con
granito, piedra dura y difícil de trabajar. En ese plan, jugar con elementos
cómplices pudo ser algo de gran rendimiento estético. El cómplice ha sido, y
sigue siendo, el sol con los juegos de luces y sombras que proyecta sobre los
relieves de las fachadas granítica. Y como el sol se mueve, también lo hacen
las sombras, de modo que Santiago va cambiando de aspecto a lo largo del día.
Lo sabemos los compostelanos con relación al Obradoiro, que casi nunca es igual
a como lo vimos la vez anterior, debido a sus luces y sombras.
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CASA DE LA PARRA |
Pero también ocurre eso con arcos y peraltes,
con bordes de ventanas, molduras de puertas o fachadas de casas sin
pretensiones de monumentalidad. El sol pasa por ellas y va dejando su huella en
forma de juegos de sombras perecederas.
Por otra parte, en el siglo XVIII, la época de
los grandes constructores compostelanos, los productos del campo alcanzaron la
categoría de elementos decorativos. Hoy vemos cómo son frecuentes los racimos
de uvas, las peras, las manzanas y muchos otros tipos de futas,
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CASA DAS POMAS. RUA NOVA |
normales en las
huertas vecinas compostelanas, elevados elementos ornamentales en la Compostela
de la época. Tal vez más de un cantero de los que esculpían aquello, tomó como
modelo las frutas que le habían preparado en su casa para la comida. Me
gustaría saber qué pensarían las gentes de entonces al ver que las uvas del
Ulla aparecían esculpidas en la fachada de la Catedral, por poner un ejemplo no
extraño. Lo popular y cotidiano ensalzado como elemento artístico.
Tal vez ya entonces las uvas, y su producto
inmediato, el vino, figuraban en las ideas de los santiagueses como un elemento
digno de ser encomiado. En las casas, como hoy, se hacía vino con las uvas
producidas por las propias viñas. Y esta familiaridad con las vides llegó al
arte. Lo cierto es que las quías de las
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CATEDRAL. PUERTA SANTA |
parras comenzaron a trepar por el surco
de las columnas salomónicas de los retablos y hoy, en Santiago, todas parecen
haber sido esculpidas en un otoño ubérrimo, tal es la cantidad de racimos que
tienen, mientras aportan solemnidad a retablos de múltiples iglesias de diversa
categoría (conventuales, monásticas, parroquiales, rurales, catedral, etc).
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BUENA COSECHA DE UVAS |
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MADRE CON SU HIJO |
Si hablo de popular y arte, comentaré que hay
una Virgen, barroca, que me gusta mucho. Al revés de otras coetáneas, propias
de la Contrarreforma, que aparecen como amorfas y en pose de no saber posar, ésta
que comento representa una joven rolliza, con su hijo, también rollizo y
juguetón, y un aspecto de moza sana, contenta de la vida, pareciendo haber
venido a Santiago procedente de cualquier aldea de la Mahía. Sonrosada, con la
melena a la vista y aspecto de madre alegre y respetable.
Esta imagen se puede ver en la iglesia del
convento de S. Paio Antealtares, entre parras que suben por las columnas
salomónicas y, con suerte, escuchando música procedente de un órgano del siglo
XVIII, tocado por alguna monja.
Una visita recomendable, mucho.
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