Hace muchos años que voy con frecuencia
a Vilar de Donas. Allí me siento como en casa, con la tranquilidad que confiere
el saberse en un lugar conocido. No obstante, cada vez me
encuentro con sorpresas. Cosas, detalles, capiteles que me indican que estuvieron
alli antes y que yo nunca había visto, o de los que no me había percatado hasta
ese momento concreto. Es lo de siempre en los factores del conocimiento, el
hecho (el objeto, en este caso), en sí y nuestro estado de ánimo para verlo y
asimilarlo en nuestra mente. Los factores objetivos y subjetivos, que dicen los
que saben.
SEÑORÍO RURAL |
Por eso me gusta volver a los sitios,
para ver todo cuanto me perdí las veces anteriores que estuve en aquellos
mismos lugares. Y siempre encuentro cosas nuevas y me asombro de mí mismo por
no haberlas sabido detectar con anterioridad.
Vilar de Donas… qué grandiosidad tan
solitaria. El camino rural que nos lleva desde la carretera asciende poco a
poco y vamos atravesando un paisaje que no nos hace esperar la monumentalidad
que encontraremos. La que fue iglesia monacal, hoy es sede de una parroquia que,
con suerte, estará abierta y podremos visitar su interior sin prisas ni agobios
de ningún tipo.
ACCESO A LA IGLESIA |
La iglesia tiene una hermosa portada
atribuida al maestro Mateo o a gente de su taller. Siempre encontré muy esbelta
esa puerta, tomando como esbeltez la relación entre su anchura y su altura. Me
parecen unas proporciones en cierto modo portuguesas. Está flanqueada por
columnas que sostienen arquivoltas. Éstas, cinco en total, aparecen decoradas con
motivos vegetales, ajedrezado y un zig-zag poco frecuente en el románico de
Lugo (Recuerdo los de Incio y Taboada). Los capiteles tienen motivos vegetales,
figuras antropomórficas o monstruosas.
Se accede el interior después de bajar varios
peldaños, lo cual nos da la impresión de una grandiosidad inesperada. La iglesia,
de una sola nave y planta de cruz latina, es luminosa, con techo de madera. A
un lado de la nave principal están depositados diversos sepulcros y lápidas
mortuorias de antiguos enterramientos, pero lo que más llama la atención nada
mas entrar es el ábside.
RESTOS DE ENTERRAMIENTOS |
Me gusta pensar que los frescos del ábside
fueron pintados por gente de paso, procedentes de países nórdicos y que traían sus
ideas acerca del modo de representar escenas religiosas y cómo representarlas. En
otra entrada de este blog he comentado los ropajes que tienen los personajes
allí representados. Hoy quiero comentar el tema fundamental de las pinturas del
ábside. Es una Anunciación. El Arcángel Gabriel anuncia a una asustada María todo
lo que va a ocurrir.
Pero este tema ya es propio del gótico.
Y si en el Pórtico de la Gloria, la sonrisa de Daniel nos habla de nuevos modos
de expresión, aquí, en Vilar de Donas, esta Anunciación nos habla de nuevos
temas en el arte.
SEÑAL DEL CANTERO Y CAPITELES HOMBRE CON LIBRO, UN MONSTRUO |
Jesucristo deja de ser el juez del románico
que incluso enseña sus llagas para indicar el modo en que ha conquistado ese
papel. Ahora llegan nuevos aires en la vida espiritual de la cristiandad y
Jesucristo será visto como un hombre, por eso se representa la Anunciación, el
momento justo en que comenzó a serlo.
Todo esto se quedó en la iglesia de
Vilar de Donas, como exponente de lo que pensaba la comunidad que entonces regía
aquel monasterio. Si fue comprendido o no, eso es algo que yo no sé, tampoco si
fue admitido, claro.
La virgen del tímpano de la próxima
localidad de Leboreiro también esboza rasgos góticos, pero a su alrededor
existe una leyenda acerca de su aparición, que nos evocan los primeros tiempos
de la cristianización de Galicia. Si queremos adentrarnos en estos temas, vemos
confusión y obscuridad, pero quedan esos hermosos vestigios de piedra, como éste
de Vilar de Donas, o el tímpano de Leboreiro, que parecen permanecer para
asombrarnos.
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