TIEMPO DE CEREZAS |
Cuando yo era niño, antes de esta era de globalización, teníamos o vivíamos diferentes temporadas. Estaba el tiempo de
las uvas, el de las castañas, o el de las naranjas, las mandarinas, las
ciruelas y así hasta un largo etcétera. También el tiempo de los grelos, de las acelgas, los repollos, con su correspondiente etcétera. Toda esta
temporalidad incidía en las cocinas y sus productos, los menús.
Dependíamos más de la naturaleza y sus ciclos. Luego
vinieron los invernaderos. Comimos plátanos en todo momento, pero se perdió
aquel entrañable olor que despedían y que impregnaba la casa toda. Yo, amante
de las uvas, las he comido todo el año, cada vez de un sitio diferente, incluso
de Perú. Muy sabrosas, eso sí, pero cada vez ingiero más alimentos naturales a
destiempo, es decir, fuera de “su” tiempo.
CAMPO DE AMAPOLAS |
Lo mismo ocurre con las flores, pues podemos comprar
lo que queramos en la época que lo deseemos. Por ejemplo, claveles a mitad del
más riguroso invierno. Claveles que vienen del invernadero de cualquier parte
del mundo a través de Holanda, que en eso también hay que saber comerciar y
distribuir.
Cada vez estamos más alejados de los ritmos
naturales, de los de la naturaleza. Ahora, marzo de 2015, estamos en un
estallido vital en todas partes. La naturaleza revienta de fuerza, pero
nosotros casi, casi, ni nos enteramos, pues nos nutrimos de invernaderos.
Lejos de ellos, la naturaleza vive un
equilibrio sostenido de simultaneidades asombrosas. Todos los seres de la misma
especie están en fases similares, por eso se habla del tiempo de las cerezas,
cuando todos los cerezos tienen sus ramas atestadas de frutos, o del tiempo de
las castañas, o de las manzanas o de los granados. Todos los individuos de cada
una de esas especies alcanzaron su fase de fructificación, o de floración, al mismo tiempo, a
eso es a lo que llamo sincronía. También las amapolas florecen juntas, o las
margaritas. El trigo maduró al mismo tiempo. Los gusanos de seda forman el capullo al mismo tiempo.
A veces parece como si el campo viviese un concierto
general en el que cada
instrumento estuviese representado por una especie. Lo
mismo que en una obra musical cada instrumento entra en momentos concretos,
haciendo sonar su melodía concreta, también en la naturaleza cada especie
aparece en un momento y cumple su cometido biológico dentro del ecosistema en
que está.
FLORECEN JUNTAS |
Por ejemplo, poliniza flores. A veces, cuando vemos
una abeja sobre una flor pensamos en lo que hace, en servir para fecundar una
planta y dar lugar a la generación siguiente. Cierto, muy cierto, pero son
muchas las variables que han incidido en lo que vemos. Todo nuestro entorno
está finamente ajustado por la selección natural. Seguramente hubo variabilidad
en las épocas de floración, días arriba, días abajo, pero la selección
favoreció a aquellas plantas que, por causas genéticas, florecían a la vez que
andaban las abejas libando. Lo mismo debió de ocurrir con las abejas. Unas
aparecieron cuando aún el polen no había madurado, o bien nacieron después de
que lo hubiese hecho. Únicamente sobrevivieron aquellas que, por causas genéticas,
nacieron justo cuando las flores estaban maduras. Alimentaron, pero dieron
polen y fueron polinizadas.
MUCHA SELECCIÓN TRAS ESTA FLOR Y ESTA ABEJA |
El equilibrio y la sincronía de la que hablo… Todos
sabemos que las abejas van “de flor en flor”. Lo dice la copla, la poesía, el
refrán. Es algo constatado por todos. Y tal vez no hayamos reparado en que si
es así es porque, en un momento dado, todas las flores se encuentran en el
mismo estado reproductor y se está llevando a cabo la polinización cruzada sin
que la abeja sea consciente de hacerlo.
Alguien puede decirme que hay muchas especies
animales y vegetales que son hermafroditas. Eso es totalmente cierto, pero
muchas especies no son hermafroditas simultáneos, sino que al principio son
machos y, después de cambios fisiológicos, pasan a ser hembras, como los
caracoles (hermafroditismo proterándrico se llama). Por otra parte, salvo
algunas excepciones (endoparásitos y plantas de ciclos complicados), los seres
vivos son autoestériles por causas estructurales o genéticas. Sabemos que un
cerezo solitario no produce fruto, a pesar de tener flores hermafroditas.
EL VIENTO TAMBIEN JUEGA SU ROL. FLORES MASCULINAS DE CASTAÑO |
En el monte, que es donde se desarrolla la vida, todo
está muy programado para la fertilización cruzada, para la sincronía y para que
los seres vivos en general, den origen a la siguiente generación, contribuyendo
de este modo al mantenimiento de la especie a la que pertenecen.
Mientras, como en un cuento o en una leyenda, hay
flores que se dejan polinizar por el viento, como seres de las mil y una
noches.
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