A veces siento como que me faltan palabras para comentar lo que
quiero con la dimensión deseada. Transmitir, por ejemplo, la cantidad de
asombro, la dimensión de una emoción o la profundidad de una gratitud.
Si hace días paseaba por el claustro del Museo Provincial de Lugo,
donde disfrutaba de la sensación de estar en otro mundo, en estos días pasados
he visitado en Lugo la sede de ASPNAIS, donde he vuelto a vivir ese sentimiento. ¿Que qué es ASPNAIS? Sus siglas nos hablan de una “Asociación de padres o tutores de
personas con discapacidad intelectual de Lugo”. Una asociación con raigambre
lucense que, aunque cuenta con el medio siglo largo de edad, nunca se me
había brindado la posibilidad de conocerla de cerca, de adentrarme en sus
labores que, como suele ocurrir en estos casos, son calladas, casi ocultas, pero eficaces y
sorprendentes.
DISPUESTO PARA DECORAR |
Nada más entrar en el lugar, me acometieron varias sensaciones, aparte la
ya comentada de estar adentrándome en otro mundo. Me sorprendí, me asombré y me
emocioné de modo profundo. Voy a explicar el por qué.
Las personas allí presentes desarrollaban su trabajo con una dedicación
total. Trabajos que no requerían mayores luces intelectuales, es posible, pero
a los que ellos dedicaban toda su inteligencia e ilusión. No eran trabajos
cualesquiera, no. Había envasado de productos, fabricación de elementos de
limpieza doméstica, decoración de cerámicas y bandejas, fabricación de velas y
jabones, trabajos diversos de carpintería (platos de pulpo, muebles, caballetes),
labores de lavandería y planchado, jardinería y un largo etcétera que no
menciono por haberme olvidado de muchos de ellos. Todo nos lo enseñaron muchachos residentes allí
que tal vez (y sin tal vez) careciesen de la soltura de lenguaje que se podía
pedir, pero que se esforzaban en hacerlo bien con una dignidad que era capaz de
infundir en los visitantes un tremendo respeto.
PIEZAS DE MADERA |
Las cosas, los criterios, cambian, tal vez no con la rapidez que se
requiere, pero todos recordamos cuando estas personas eran consideradas como
inútiles totales. Hoy las calificamos como discapacitados intelectuales. Se les
considera de ese modo, discapacitados, pero no carentes. La mayoría de los allí presentes realizan
trabajos útiles para los demás, si bien hay algunos cuyo nivel intelectual es tan limitado, que no pueden integrase en estas actividades, pasando su tiempo con ocupaciones encaminadas a la propia distracción. Eran los menos.
CARPINTERÍA |
Cómo me emocionó ver con qué mimo escogían colores para decorar, cómo se
esmeraban con la ropa para lavar, o con qué cuidado manejaban las máquinas con
las que hacer trabajos de carpintería. Pero lo que más me emocionó, lo que aún
tengo clavado en mi memoria, y no quiero borrar de ella, fueron las profundas
miradas de todos ellos, los ojos agradecidos, amigos, cariñosos, confiados. Pero también ojos que nos formulaban preguntas, las de siempre, para las que difícilmente disponemos de respuesta adecuada. Aquellos ojos, creo, eran capaces de traspasar sentimientos.
MÁS PIEZAS |
Luego, directivos del Centro nos explicaron todo cuanto quisimos saber. Éramos un grupo de 18
visitantes y las preguntas surgieron a borbotones. En contra de lo que muchos
piensan, estas personas no sólo son niños, también los hay adolescentes,
jóvenes y adultos. Todos con sus sentimientos y necesidades diversas, las propias
de cada edad. Nos hablaron de las actividades que se desarrollan en el centro y fuera de él, siempre encaminadas a conferirles seguridad en lo que hacen y a saberse útiles, dentro de sus posibilidades, a una sociedad en la que, es posible, muchas veces se les olvida.
La visita fue un continuo ir de emoción en emoción. Hasta hoy. Porque, en el fondo,
uno (yo en este caso), se siente privilegiado por ser como es sin mérito personal ninguno
que justifique haber sido agraciado en esta lotería biológica. La biología y la
herencia tienen esas cosas y, aunque de momento no vemos una solución a corto
plazo, reitero la idea que desde siempre me ha acompañado: que la ciencia, la sociedad y la medicina, no pueden negar su ayuda a quienes más necesitan de ellas.
Algo que me gusta poder decir en voz muy alta.
Algo que me gusta poder decir en voz muy alta.
PIEZAS TERMINADAS |
He puesto fotos de las instalaciones de ASPNAIS y de las mesas de trabajo. He rehuido poner
fotos de personas por respeto a ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario