Podemos imaginar
una población de ortigas más o menos numerosa.
Ningún herbívoro comerá sus
hojas, por tanto vivirán bien. De hecho, en el campo es difícil que encontremos
ortigas con mal aspecto. Todo va bien en esa población, debido a que está bien
defendida.
ORTIGA |
Otras plantas
del ecosistema no notan la presencia de las ortigas, como es el caso de los
arbustos. Pero hay hierbas que pueden resultar muy beneficiadas por su
presencia. Me refiero a plantas tipo menta, parietaria y otras, que tienen la
característica de parecerse en aspecto a la ortiga.
MENTA |
Esta morfología les sirve de protección, pues después de que el herbívoro haya
probado la ortiga y se desencadenase en él el reflejo condicionado
consiguiente, todas las plantas con un aspecto similar, se verán protegidas del
ataque del predador. Y esto ocurre sean o no sean ortigas. Es decir, sean
dañinas o no para el predador. En este caso, la defensa de las ortigas está
constituida por las múltiples vesículas urticantes de las que todos tenemos
experiencia. La defensa de la menta, por ejemplo, consiste en su parecido
morfológico con la ortiga. De hecho, si observamos poblaciones de ortigas en el
monte, nos encontramos siempre que están acompañadas por otras plantas de aspecto
parecido, pero de las que sabemos que son inocuas.
Este fenómeno
se conoce como “Mimetismo batesiano” y consiste en
que dos o mas especies son
similares en morfologías, aunque sólo una de ellas está armada con mecanismos
de defensa ante predadores. El predador asocia esa morfología con una mala
experiencia al comerla, y todas las especies que comparten apariencia están
protegidas.
PARIETARIA |
El nombre de “batesiano”
hace memoria a su descubridor, Henry Walter Bates, un científico británico que
estudió mariposas del Amazonas en la segunda mitad del siglo XIX, encontrando
muchos casos de este tipo, principalmente en insectos.
No obstante, en
las poblaciones naturales con especies en las que ocurre este mimetismo, hay un
modo de selección muy interesante. Lo conocemos como “Selección dependiente de
las frecuencias”. La población estará estabilizada, en cuanto a censo de
especies de cada tipo, siempre que el número de ortigas sea superior al de
formas protegidas. Si éstas son más numerosas, los predadores posiblemente
agredirán impunemente a la población hasta encontrar formas agresivas. Entonces
se irán.
Si, por el
contrario, las formas agresivas son las más frecuentes, es
mayor la
probabilidad de que los predadores empiecen por ellas probando la agresión, por
tanto, dejando a la población.
¿QUÉ ES? |
Si observáis
una población de ortigas en el monte, fijaros cómo las formas inocuas
acompañantes son menos abundantes. En ese caso, están en equilibrio de
frecuencias.
Por cierto,
una vez un amigo me indicó que él diferenciaba perfectamente a las ortigas de las
mentas. Yo le dije que las plantas querían engañar a los herbívoros, no a él. Creo
que le molestó mi respuesta.
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