FALSOS ARBOTANTES, BARANDILLAS, BENDITOS REMIENDOS |
Cuando hable de remiendo, me referiré al trozo de
tela que se cose a un paño deteriorado para conferirle cierto arreglo para que,
de este modo, pueda durar la prenda en que se produjo el desperfecto. También
se habla de remiendos cuando se arreglan tejados, muros u otras estructuras.
Voy a comentar unos remiendos en la catedral de Lugo que, la verdad, encuentro
hermosos.
Siempre me han asombrado los terremotos. Si voy a
hablar de ellos, es forzoso que me refiera al de Lisboa, el que ocurrió el
1 de noviembre de 1755 y, dicen, duró diez minutos. Siempre que viajo por
Portugal me impresiona encontrarme con las huellas que persisten de su nefasta
actuación. Pero también es posible encontrarse huellas suyas en España. Más
concretamente, en Galicia. Por ejemplo, en Lugo sin ir más lejos.
CATEDRAL DE LUGO PLANTA ORIGINAL |
Vayamos por partes. La catedral de Lugo tiene sus
orígenes en la época del obispo Odoario (S.VIII). Parece que originariamente
constaba de tres naves y tres ábsides y que Odoario restauró o asentó otra
preexistente. Debió resultar tan hermosa, que el rey Alfonso II mandó tomarla
como modelo para construir las catedrales de Oviedo y Santiago. La estructura
actual fue iniciada en 1129 y las obras duraron pocos años.
Las distintas épocas dejan en nuestra catedral sus
improntas, cada una con su estilo. Así, en la época del gótico, se alargan las
naves. La central adquiere mayor longitud y las laterales se curvan a su
alrededor, configurando una girola con cinco capillas absidales. El conjunto,
gótico, debió resultar hermoso y, además, llenaría de luz el interior. Con el
tiempo (S.XVIII), la capilla central del ábside fue substituida por la Capilla
de la Virgen de los Ojos Grandes, obra de Fernando Casas Novoa, quedando un
conjunto que debió ser acertado y armónico, aunque de diversos estilos.
El uno de noviembre al que me refería antes, cuando
Lisboa tembló, también le acompañó la catedral de Lugo, de modo que se vino
abajo la totalidad del ábside central. También la fachada principal resultó
afectada.
EL ABSIDE RECONSTRUIDO HOMOGENIZANDO ESTILOS |
Rápidamente se emprendieron las obras de
restauración que consistieron en construir un ábside nuevo encajado entre las
capillas absidales, que habían quedado intactas. Es decir, a lo que quedó "le echaron un remiendo". El resultado, desnudo, tal vez hubiese
quedado poco estético en el conjunto, pero a la fábrica se le añadieron unos arcos, remedo de
los anteriores arbotantes, que si bien tal vez no realizan mucha función
estructural, sí confieren una gran belleza y serenidad al conjunto, a la vez que llenan un vacío generado por la ausencia de los verdaderos arbotantes.
De este modo, la obra queda compacta en cuanto a sus volúmenes. Me gusta pensar que los escultores quisieron hacer un arreglo que quedase hermoso (remiendo afortunado, le llamo yo). De ese afán nacerían los falsos arbotantes y la barandilla que corona el ábside recién construido. La catedral de Lugo posee hermosas barandas en sus tejados. Uno de ellos, gótico, rodea el Pórtico Norte. El otro, barroco, rodea diferentes planos de la mencionada capilla de los Ojos Grandes. Se trata de una balaustrada con obeliscos cada cierto trecho, también diseñada por Fernando de Casas Novoa. Pues bien, con ese mismo tipo de barandilla se rodeó el ábside recién construido, dotando al conjunto de gran homogeneidad y elegancia.
De este modo, la obra queda compacta en cuanto a sus volúmenes. Me gusta pensar que los escultores quisieron hacer un arreglo que quedase hermoso (remiendo afortunado, le llamo yo). De ese afán nacerían los falsos arbotantes y la barandilla que corona el ábside recién construido. La catedral de Lugo posee hermosas barandas en sus tejados. Uno de ellos, gótico, rodea el Pórtico Norte. El otro, barroco, rodea diferentes planos de la mencionada capilla de los Ojos Grandes. Se trata de una balaustrada con obeliscos cada cierto trecho, también diseñada por Fernando de Casas Novoa. Pues bien, con ese mismo tipo de barandilla se rodeó el ábside recién construido, dotando al conjunto de gran homogeneidad y elegancia.
LA CORNISA EN QUE ESTÁN LOS ÁNGELES INDICA EL INICIO DEL AÑADIDO |
Y ¿qué ocurrió con el interior? Pues podemos suponer
que, antes del desastre, el ábside tendría sus vidrieras y su ábside con
hermosas nervaduras. Todo aquello se vino al suelo y no hubo modo, o afán, de
restaurarlo.
En su lugar, se dotó a todo lo reconstruido de un
conjunto policromado que resulta muy atractivo. El techo, una bóveda de medio
cañón terminada en otra de cuarto de esfera, reproduce escenas celestiales,
mientras las paredes laterales se cubren de ángeles voladores y juguetones. La
luz que entra a chorros por los amplios ventanales y las vidrieras, confiere un
aire mágico a este lugar, difícil de superar. Bendito remiendo.
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