Hoy hace años que murió Cervantes, pero para mí
sigue vivo. Sigue vivo cuando leo sus cosas o, mas aún, cuando recorro los
lugares por los que pasó y puso en danza a sus personajes.
Le evoco en Córdoba, en la plaza del Potro, en cuyo
Mesón pernoctaron D. Quijote y Sancho, o en la Plaza de la Corredera, por donde
pasaron en venturosa marcha.PICAROS CERVANTINOS |
Buscan sus restos mortales y se olvidan de su
presencia indeleble en nuestra cultura. Entre otros, en mi casa hay un ejemplar del Quijote que fue de mi padre. Editado en la década de 1920, el Estado Español lo
regalaba a cada niño que accedía a los estudios primarios. Como ahora justamente. Es un
libro más bien feo, la verdad. Había que editar muchos cada año, pero es lo que
había y se guardaba hasta hoy, que lo guardo yo cuando mi padre sigue vivo en
mi memoria.
La presencia de Cervantes en La Mancha la evoco y me
entra vértigo al intentar contar el sinnúmero de datos, de hechos, de anécdotas
que pueden enriquecer estas evocaciones.
EDICIÓN QUE COMENTO |
También hay tiempos de estremecimiento como la quema
de libros, esa acción nefanda por parte de los intelectuales locales, que hacen todo lo posible para que la cultura no sea patrimonio de todos y siga siendo
monopolio de unos pocos, de ellos, los que queman. Una afición de la que parece
que, cuatro siglos más tarde, aún no hemos abominado.
A veces, no pocas, he tenido la tentación de poner
cara a los personajes del Quijote. Muchos de ellos tendrían cara de gente
corriente, personas con quienes nos cruzamos por la calle. Los más odiosos para
mí son Los Duques, aquellos a quienes Cervantes llama por su rango sin
atribuirles nombre de pila. A esos sé qué cara les pondría, muy conocidas por
ser frecuentes en los telediarios.
MOLINOS DE VIENTO DE ENTONCES |
Hay algo que no he oído mucho a los múltiples
exégetas del Quijote. El libro apareció en 1605, poco tiempo después de la
llegada de los Habsburgo al trono español. Al llegar Carlos I, quiso actualizar España y había dinero para hacerlo. Lo primero que intentó hacer, fue
modernizar las fuentes de energía, pues aquí aún se utilizaban los molinos de
agua como único recurso y él venía de los Países Bajos, donde el viento
representaba esa fuente.
La implantación de los molinos de viento, salvo en La Mancha, resultó ser origen
de fuertes conflictos, de modo que se terminó por abandonar la idea y seguir
con los de agua, donde se disponía de ella. Los inconvenientes que se ponían a los
molinos de viento eran el ruido que hacían y el destrozo paisajístico que
acarreaban. Curiosamente, cuatrocientos años más tarde, seguimos con la pugna
sin resolver, a los parques eólicos se les sigue achacando los mismos
inconvenientes y sigue siendo el agua la principal fuente de energía.
Cuando D.Quijote sale del lugar, de cuyo nombre no
quiere acordarse Cervantes, se encuentra con molinos de viento y los ataca muy
enfurecido, confundiéndolos con perversos gigantes. Quiero pensar que Cervantes desea poner en entredicho a quienes, con ese ataque, ya habían frenado el primer paso del pretendido desarrollo español. Los lectores de entonces entenderían el sarcasmo. A
D. Quijote le hace aparecer como loco, pero los enemigos de los molinos de viento habían ganado esa
batalla.MOLINOS DE VIENTO DE HOY |
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