Mis paseos por Lugo suelen ser sosegados, sin prisas. Para
acceder al centro, necesariamente he de entrar por alguna puerta de la Muralla (las murallas, en
plural, dicen los pretenciosos), y nunca dejo de admirar su belleza en
múltiples aspectos. Me gusta desde la estructura de sus muros a las alturas que
alcanza y, en general, me gusta su presencia en la ciudad y la serenidad que
transmite.
La ciudad, la
Lucus augusti romana, guarda vestigios de
épocas pasadas. No muchos, la verdad, y muy desperdigados. El interior de
muralla está muy deteriorado debido a las múltiples invasiones de cementos,
hormigones, especulaciones y ladrillos. Podría decir que es lo que hay o, mejor,
es lo que queda. Nadie me lo ha dicho, pero debió haber familias ricas en la
época romana. Eso se nota en la magnificencia de los restos encontrados,
dimensiones de las casas, diámetros de las columnas y los numerosos mosaicos. Que
fue gente culta lo deducimos gracias a las máscaras de teatro que vemos en el museo del Carmen, un museo que recoge piezas de la vida cotidiana de los
lucenses de entonces, como vajillas bien elaboradas (Terra
sigillata), joyas o piezas de juegos familiares, como dados, fichas y un
tablero para juegos. Visitas evocando lo ido.
Hay diversos museos en los que están custodiados los
vestigios de nuestra vida. Pero no voy a ellos de modo constante. El paseo por la muralla es algo muy singular que es necesario hacer. En otras
ocasiones paseo por las calles, y me entretengo mirando las casas, sus ventanas, sus balcones.
Tal vez haya quienes menosprecien este detenerse y deleitarse en estos bienes
patrimoniales que nos indican cómo vivieron nuestros antepasados recientes,
los que nos han dejado la ciudad tal como la tenemos y disfrutamos.
Balaustres aislados, lujosamente hermosos |
Fachadas, portales, ventanas y balcones. En Lugo, siendo una
ciudad lluviosa, existen multitud de balcones de muy diversa estructura,
siempre protegidos por sus correspondientes barandillas y balaustradas, que son
diversas y profusamente bonitas. Las hay de balaustres verticales adornados de
modo elegante, pero muchas otras, la mayoría de ellas, definen entrelazados
artísticos originales y bonitos de contemplar. Siempre en la zona monumental,
claro. Fuera de muralla, los metales recientemente añadidos a las estructuras
arquitectónicas, aparecen tal como lo que pretenden: un deseo, tal vez, de
realizar una función, que a veces se consigue.
Modernistas |
Filigrana serena |
La que más me gusta |
La que más me gusta (líbreme de decir “la más bonita”,
yo no soy quién para implantar categorías), es una que imita una red con sus
nudos y sus borlas. Este ejemplar es el único que conozco en la ciudad de Lugo,
aunque hay otro, más largo, en Palas de Rei. Aunque la presento en una foto en
la que aparece algo ajada, hoy está bien restaurada, pero con color negro.
Pongo esta foto con pintura plateada, pues en ella se aprecia bien lo elaborado
del trabajo.
En las casas más antiguas entre las antiguas, existen unas
barandillas bonitas, con balaustres gruesos que aparecen en sus laterales,
mientras que los tramos centrales están formados por hermosos dibujos hechos
con flejes. Debido al modo de trabajar los flejes, los dibujos no presentan
tanta filigrana como presentarían en caso de ser de forja.
Baranda con refuerzos laterales y dibujo central. En los ángulos de los refuerzos hay palomas de forja |
Por otra parte, tenemos unos casos bonitos de barandillas lucenses,
pues cuando son largas, y para conferirle estabilidad, cada cierto tramo se
levanta vertical una pértiga de hierro que, después de alcanzar una determinada
altura, gira en ángulo recto hacia la pared y se ancla en ella. El vértice
descrito por la pértiga de sujeción puede presentar algún tipo de adorno. En
algunos casos, el adorno lo pueden constituir siluetas de flores de lis o
imitaciones de corolas de tulipanes. Adornos dignos sin mayores pretensiones.
Pero hay una plaza en Lugo, la do Campo, en la que estos adornos son
figuraciones de palomas en diversas posiciones, o bien reposando o emprendiendo
el vuelo. Es curioso, pero este tipo de ornamentación sólo lo he visto en Lugo
en esa plaza do Campo y en una calle aledaña, en una casa recientemente
restaurada. Menciono este detalle de la reciente restauración, porque no sé si
en su modo original este balcón contaba con las palomas o si carecía de ellas.
Sea como sea, allí están dispuestas a emprender el vuelo y a alegrar la vista
de quien repara en ellas.
Palomas en los refuerzos de una reja con dibujo de forja en su parte central |
Sí, dedico mi tiempo a contemplar estas cosas, y otras
similares, cuando paseo por Lugo. Porque no disponiendo de grandes monumentos
que atraigan mi curiosidad, salvando la muralla, mil veces mirada y mil veces
admirada, tengo que, como diría mi amigo León Felipe, fijar mi atención en
“cosas de poca importancia”, aunque a muchos les parezcan nimiedades.
Detalle de la foto anterior |
Ver también "A modo de estrambote"
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