En estos días
estamos conmovidos por la matanza de niños en una escuela de USA. No es ésta la
única noticia adversa que recibimos, en el año que termina, acerca del trato
que en ocasiones, recibe la infancia: niños obligados a participar en acciones guerreras, comercializados, explotados, robados, desaparecidos...
Opino que esto
viene de antiguo, y si ahora sabemos más acerca de esta tara que padecemos,
es debido a que los medios de comunicación airean las noticias. Recuerdo al "viejo del saco" de mi infancia, o al "sacamantecas" o a otros muchos seres míticos
con los que nuestros padres nos querían inducir a desconfiar de los
desconocidos, pues podría ser peligroso el entablar algún tipo de relación con
ellos. Incluso la historia de Caperucita se produce por la imprudente conducta
de la niña al confiar por completo en un desconocido.
Pero volviendo al hecho general, nos ofende, preocupa y duele que se ataque de este modo a la infancia, sea del país que sea o la etnia a la que pertenece.
¿Hay alguna
base biológica en este repudio que sentimos? Creo que la hay, y es lo
que quiero explicar aquí.
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En muchas
especies animales, no solo en la humana, el altruismo se refleja principalmente
en el cuidado de la prole, pues desde un punto de vista biológico, ésta representa la generación siguiente que ya ha
nacido y que, por tanto, es preciso cuidar. Cuando unos padres, sean de la especie
que sean, velan por sus hijos, están protegiendo no sólo su contribución individual a la siguiente generación, sino también, la presencia de sus propios
genes en ella.
Hablemos primero del instinto, pues es un concepto que mas
adelante nos servirá en nuestra explicación. Cuando hablamos de instinto,
hablamos de una costumbre, o una pauta de ellas, que poseen todos los
individuos de una especie y posee naturaleza hereditaria. Los instintos tienen carácter
adaptativo y su no posesión por parte de algún miembro de la especie suele ser perjudicial para él. Nuestra especie, como todas,
tiene, entre otras misiones biológicas, la de perpetuarse. Si no fuese de
ese modo, se extinguiría en una sola generación. Existe el instinto reproductor, en este caso una pauta de costumbres, que asegura el ejercicio de esta función.
Otra cosa es el altruismo, una costumbre instintiva en algunos
grupos zoológicos, fundamentalmente entre aves y mamíferos, que hace que
determinados seres pongan en riesgo su existencia con tal de defender la vida
de otros miembros de su misma especie. Suele haber grados, pues tanto se defiende a los
miembros de la familia como a los del grupo al que se pertenece aunque no haya vínculos de sangre con ellos, pero suele ocurrir que la intensidad del rasgo altruista está en relación directa con el grado de parentesco que existe entre los afectados por la actuación. El altruismo es un instinto que se ejerce
por los miembros de una generación hacia los de la siguiente, en todo caso hacia
miembros de la propia. No conozco casos de altruismo que
vaya de miembros de una generación a miembros de generaciones anteriores. En nuestra
especie, rasgos educacionales hacen que afloren este tipo de comportamiento, por
ejemplo un joven que, poniendo en riesgo su vida, rescata a sus abuelos en un accidente, pero aquí, repito, ya
juegan componentes culturales propios de nuestra especie. Cuando ocurre un accidente de grandes magnitudes, siendo necesario evacuar a grupos de personas, la costumbre de "primero las mujeres y los niños" está basada en fundamentos biológicos explicables desde el punto de vista del atruísmo como instinto que se explica por la búsqueda de la supervivencia del grupo.
En otros
casos, el altruismo se refiere al grupo en general al que se pertenece. En
ellos, los sujetos no están unidos necesariamente por lazos familiares,
pero sí por costumbres y modo de vida. En poblaciones de aves y mamíferos
existe este tipo de comportamiento altruista que podemos considerar como “de grupo”.
Creo que
cuando rechazamos desde lo más profundo de nuestras convicciones el trato
inhumano, incluso la muerte, que en nuestra especie reciben muchos niños, está actuando en nosotros este tipo de altruismo con base biológica, pues todos ellos representan nuestra próxima
generación, que ya está aquí. Son la promesa de nuestra permanencia en el Planeta y
merecen, como tal, todo nuestro cuidado. El ataque a estos niños, representa un ataque a uno de nuestros principales instintos, por eso todos nos sentimos profundamente ofendidos cuando ocurre una tragedia de este tipo.
Los niños, mientras crecen tienen derecho a todos nuestros desvelos. Nunca ese destino.
Los niños, mientras crecen tienen derecho a todos nuestros desvelos. Nunca ese destino.
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