EXCAVACIONES EN LA NAVE CENTRAL DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO |
Lo
dice la leyenda: Un ermitaño, de nombre Pelaio, vio caer estrellas sobre el
monte. Otros dicen que era un pastor, pero coinciden en que las luces cayeron.
Hoy nadie se cree eso de las estrellas cayendo, pero los relatos de entonces se
hacían, también, para encandilar a los oyentes y lo de lluvia de estrellas
tenía mucho atractivo en la época en que se fraguó la leyenda.
Sigue
diciendo la leyenda que el pastor desbrozó el monte y encontró una tumba, con unas
señales especiales y que, posiblemente, la tradición había guardado en la memoria popular.
Pelaio,
conocedor de quiénes administran el poder en esta tierra, avisó al rey, Alfonso
II el Casto, y al Obispo de la zona, Teodomiro, que tenía su sede en Iria
Flavia, hoy cerca de Padrón.
Se
ponen en marcha los mandatarios, se encuentran junto a la tumba anunciada por
el monje Pelaio y “por las señales que muestra” coinciden en que no cabe duda
de que se trata de los restos del Apóstol Santiago.
EXCAVACIONES. SE VEN LAS BASAS DE LAS COLUMNAS DE LA NAVE CENTRAL |
Alfonso
II manda construir un templo y funda un monasterio de monjes para cuidarlo.
Este monasterio (hoy femenino), es el de San Paio Antealtares. En él se guarda
la primera descripción escrita del hallazgo. Figura en el documento llamado “Concordia
de Antealtares” y se viene a comentar, más o menos, como lo he hecho. Lástima
que insista en las señales inequívocas que acompañaban a los restos humanos,
pues les concede un gran valor probatorio, pero no nos dice cuáles eran.
Alfonso
se volvió a Oviedo. A este rey se le considera el primer peregrino y se conoce
como Camino Primitivo el itinerario que siguió para llegar a Compostela.
De
Teodomiro no se volvió a saber nada. Ni un documento, ni una referencia, Nada
de nada, hasta el punto de que muchos llegaron a dudar de su existencia, atribuyéndole
la categoría de personaje legendario.
MONUMENTO FUNERARIO A TEODOMIRO CON LA LÁPIDA ORIGINAL |
Hubo más de una sorpresa entre todo cuanto se encontró. Indudablemente, los cimientos de las diferentes basílicas que se fueron construyendo para dar cabida a tantos peregrinos como llegaban. Había más. Muchos, muchos datos que interpretan quienes saben hacerlo. Pero, entre tantas cosas encontradas, y coetáneo con la fecha en que se encuentra al Apóstol, aparece la tumba de Teodomiro con una inscripción perfectamente legible. En ella se habla del obispo de Iria. Con este hallazgo, el obispo pasa a ser personaje histórico y deja de ser legendario. Por otra parte, el obispo debió de encontrar "algo" importante para querer ser enterrado junto a lo hallado, renunciando a serlo en su propia catedral, como era norma en sus antecesores.
RECONSTRUCCIÓN DE LA TUMBA DE TEODOMIRO |
La
lápida sepulcral de Teodomiro estuvo expuesta durante mucho tiempo en la entrada
del Museo de la catedral de Santiago de Compostela. Hoy se ha simulado un
sepulcro y la lápida se ha colocado sobre él. Está situada en la nave
transversal, parte de la epístola, cerca de la puerta que da a la Plaza de
Platerías.
LAPIDA DE TEODOMIRO. EN LA SEGUNDA LINEA, ES FÁCIL LEER "THEODEMIRUS" |
Como
en anteriores ocasiones, y en relación al Apóstol, lo tenido como leyenda se
consolida como veraz mediante documentación fiable.