Podemos
confundirnos al utilizar este concepto, pues es posible hablar de “Adaptación” aplicándolo a un
estado, a una estructura o a un proceso. Su utilización en los tres casos es
correcta. Puesto que en la anterior entrada hablé de la adaptación como estructura, quiero ahora hablar de la adaptación como estado, referida a
individuos.
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¿Qué
entendemos por individuo adaptado?. Es una opinión personal, repito, pero cuando
hablamos de un individuo adaptado estamos hablando de un individuo vivo.
Incluso cuando nos referimos al pasado, el individuo en cuestión estaba vivo en el
tiempo en que lo definimos como adaptado. ¿Es suficiente esa condición de estar
vivo? No, aunque no faltó quien dijese que si es un individuo adulto, está
adaptado por definición, pues ha superado la actuación de la Selección Natural
que actúa en las fases juveniles. Esto es erróneo. La Selección Natural actúa
en fases anteriores a la reproducción, que suelen ser fases juveniles, pero alcanzar el estado reproductor no indica estar adaptado. Un
individuo vivo ha de reunir más condiciones para que lo consideremos adaptado.
En muchos casos, la adaptación aparece considerada como un carácter
cualitativo. Según esta opinión, un individuo está o no está adaptado, no existiendo
grados de adaptación. Pero Darwin habló de “los más adaptados”. Es decir, para
él, dentro de los adaptados existen graduaciones, habiendo los “más” adaptados
frente a otros que, por tanto, han de estar “menos” adaptados. Para Darwin, padre del concepto, es un carácter variable entre los individuos de una población.
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De
todos modos, no debemos olvidar que, siguiendo a Darwin, conocemos a los adaptados a partir de los reproductores en cada generación, pues se reproducen con mayor frecuencia que otros que, por tanto, están menos adaptados. Son aquellos que transmiten sus
genes en mayor frecuencia a la generación siguiente y así, en cada generación, los
genes presentes en los individuos que la forman, han sido componentes de
los adaptados de la generación anterior. Gracias a esa reproducción diferencial, los genes reponsables de los caracteres adaptativos irán aumentando de frecuencia a lo largo de las generaciones y, por eso, el factor reproductivo ha
de ser tenido en cuenta a la hora de definir la adaptación como estado.
En pocas palabras, el individuo adaptado es el que vive y se reproduce,
transmitiendo, de este modo, sus genes a la generación siguiente. Hay una importante salvedad, y es que los hijos necesariamente han de ser fértiles. De no ser así, en ellos
terminaría la historia biológica de la población de la que forman parte. Según
este modo de ver las cosas, riguroso pero ajustado a lo cierto, un individuo
viene a ser como el puente por el que pasan los genes desde sus progenitores a
sus hijos. Y así permanentemente. Si un individuo no se reproduce, en vez de
ser vía de paso para los genes, sería como un camino terminal para ellos. Encuentro acertada
esta comparación.
LAS POBLACIONES ANUALES DE AMAPOLAS, SON UN BUEN EJEMPLO DE POBLACIONES ADAPTADAS |
A principios del siglo XX, la biología comenzó a considerarse de un modo integrador, de modo que los individuos se estudiaron como formando parte de unidades más amplias que
lo que puedan ser las poblaciones. Se pensaba en ecosistemas y las poblaciones
eran vistas como entidades biológicas diversas integradas en ellos.
¿Cómo
definir a los individuos adaptados según este criterio? De acuerdo con los nuevos conceptos,
un individuo está adaptado a un hábitat determinado cuando es capaz de
interactuar con su entorno de modo que puede reproducirse en él y tener hijos
fértiles. Atención a esto, pues no se define la adaptación como algo absoluto propio del individuo,
sino relativo, pues hablo de adaptación “a un hábitat”, lo cual no quita que
ese mismo individuo esté o deje de estar adaptado a hábitats diferentes.
En
este sentido, existiría una zona geográfica, más o menos amplia y con variables
ambientales, dentro de la cual los individuos pertenecientes a una población
estarían adaptados. Esta zona viene a corresponder con el área geográfica de
distribución de esos individuos. En los bordes de esta zona, existe otra, casi
rodeándola, en la cual los individuos viven de modo precario, y no son capaces de
reproducirse. En esta banda periférica, las condiciones varían de manera gradual y ya no permiten la
adaptación de esos seres en cuestión, aunque puedan vivir en ella con efectos
biológicos limitados.
¿Por
qué insisto en el hecho de que un individuo adaptado tiene que tener hijos
fértiles? Repito lo dicho en otra ocasión. Los individuos han de participar en
la formación de la generación siguiente y, salvo casos que comentaré, la única
forma de hacerlo es reproduciéndose. Cuando
los individuos están adaptados, las poblaciones son independientes de la
actividad humana y se reproducen por sus propios medios. Como ocurrió antes de
nuestra aparición en el mundo de los seres vivos.
Las fotos de amapolas y lavandas son de Demetrio Fernández Vaquero, a quien agradezco su ayuda.
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