Al pasear por el campo o por caminos más o menos
rurales, podremos encontrarnos con poblaciones de ortigas situadas en taludes o
al pie de tapias o de muros. Si nos detenemos a mirarlas con atención, veremos que junto a esas ortigas hay otras hierbas, otras plantas, parecidas
a ellas, pero inocuas. Suele ocurrir así, que las masas de ortigas están
siempre (es un decir) acompañadas de ese cortejo de plantas inofensivas, pero
parecidas a ellas.
LA PLANTA MODELO. LA ORTIGA |
¿Tiene esto alguna causa, alguna explicación biológica?
Sí que la tiene. Se llama mimetismo batesiano, en honor a H. W. Bates, el científico
británico que, en el siglo XIX, describió este comportamiento. Consiste en que
varias especies inofensivas se parecen entre sí y a otra que sí es peligrosa o
de sabor repugnante. Con esto se consigue eludir la acción agresiva de los
predadores. En el caso que comento, la especie agresiva, la modelo, es la
ortiga y las demás crecen a su lado careciendo de agresividad, pero simulando
poseerla. Lo que ocurre es que si un predador, un herbívoro en este caso,
ingiere una hoja de ortiga, se sentirá dañado. Fijará en su memoria el patrón
de la hoja dañina y no volverá a intentar comer ninguna planta con ese aspecto.
Ahí tenemos el efecto de protección de la ortiga hacia sus plantas parecidas,
que se cobijan en su vecindad de modo que casi no crecen en ninguna otra parte.
BRUNELLA (IMITADORA) |
No digo que no crezcan, claro que sí crecen, pero
con restricciones, pues cuando las semillas son esparcidas a voleo, llevadas
por el viento, caen en todas partes y, si se dan las condiciones apropiadas,
germinan y crecen. Es entonces cuando se puede notar el efecto protector de la
vecindad de las ortigas. Si las hay donde estas plantas crecen, los herbívoros,
caracoles y larvas en su mayoría, se habrán marchado del lugar y las plantas
inocuas de las que hablo podrán crecer tranquilamente al amparo del modelo que
imitan, la ortiga. Si no hay ortigas, las plantas son comidas, dándonos la
sensación de que allí no han crecido, lo cual no deja de ser cierto.
PARIETARIA (IMITADORA) |
También hay casos similares en animales, en los que
formas inocuas imitan algún modelo con sabor desagradable.
Se supone que, evolutivamente, primero apareció el
comportamiento tóxico o agresivo de la especie modelo, la imitada. Otras
especies, compartían hábitat con ella y eran inocuas. Pero si por mutación
adquirieron alguna similitud con la planta modelo, encontraron que la selección
natural las favorecía. A veces, tal favor llegó a provocar que las formas
imitadoras fuesen las únicas capaces de alcanzar el estado reproductor, formando
flores y las consiguientes semillas. Repito, si tales morfologías imitadoras estaban
causadas por factores de naturaleza hereditaria, los genes responsables fueron pasando
a las generaciones siguientes, de modo que en cada generación aparecieron las
formas imitadoras de modo repetido. Hoy, todos los miembros de estas especies poseen
las morfologías capaces de generar la confusión de los predadores.
MENTA (IMITADORA) |
Insisto en que esta disposición la podemos ver en
cualquier camino o campo en que haya ortigas. Las especies acompañantes crecen
a su amparo y las veremos sin mayor dificultad por nuestra parte.
No obstante, las cosas pueden no ser tan sencillas.
Hay un factor muy a tener en cuenta y son las frecuencias de la forma modelo
(la ortiga en este caso) y las imitadoras. Entre las imitadoras hay menta,
brunela, parietaria, echium y otras de la misma familia que la ortiga,
Labiadas, y de morfologías muy semejantes, como vengo diciendo.
PARIETARIA (IMITADORA) |
Todo el efecto beneficioso del mismetismo batesiano
se consigue cuando el herbívoro ingiere una ortiga antes que ninguna otra
planta. Es decir, la probabilidad de ingerir la planta tóxica ha de ser más
alta que la de ingerir una inocua. Esto ocurre cuando la ortiga es la especie más
frecuente en ese lugar. Pero para que los predadores aprendan, las ortigas han
de ser comidas. Al menos cada herbívoro la agrede una vez y así aprende
desencadenándose en él el reflejo condicionado de no repetir mordisco a esa
planta (ni a las formas imitadoras). Quiero advertir que la ortiga sufre la
acción agresora del predador. En estos casos, las formas imitadoras quedan
resguardadas. Tal dinámica puede hacer que, con el tiempo, las ortigas vayan
disminuyendo su presencia en ese lugar, como así ocurre.
Cuando haya menos ortigas, disminuirá la
probabilidad de que sean ingeridas en primer lugar y las formas inocuas
comenzarán a ser depredadas por falta de abundantes modelos agresivos. No
siendo agredidas las ortigas debido a la cantidad de formas inocuas, volverán a
ser frecuentes y se restablecerá un equilibrio que será estable cuando haya más
ortigas que formas inocuas, amparadas bajo la ayuda de su morfología agresiva.
ECHIUM (IMITADORA) |
Es este un modelo dinámico frecuente en la
naturaleza, en el que las formas favorecidas no lo son por motivos inherentes a
ellas mismas. Ocurre algo similar en el mundo animal con las relaciones
predador-presa. Cuando aumentan los predadores, disminuyen las presas. Esto
desencadena una disminución de predadores con el consiguiente aumento de
presas. Y así van alternando las frecuencias relativas de una y otra especie.
En estos casos la selección natural no protege
formas concretas, más bien en estas comunidades de especies interrelacionadas,
se favorecen las formas menos frecuentes. Se genera un equilibrio dinámico que
conocemos como “selección dependiente de las frecuencias”.
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