Durante siglos, el estudio de las plantas estuvo relegado a monasterios y determinados centros culturales. Interesaban por sus cualidades medicinales. Hasta siglos más tarde, no hubo un nombre para tal menester.
Desde siempre, las flores han llamado la atención de los hombres. Muchas características de esos órganos vegetales inciden en esa atracción, desde su belleza hasta la misma cortedad de vida que tienen, sin despreciar su olor, los colores e, incluso, sus diversas utilidades. Todos esos caracteres juntos hicieron que no pocas personas dedicasen sus esfuerzos al estudio de las flores. Teofrasto, (371-287 a .C),
es el autor de la primera obra conocida sobre descripción y clasificación de
plantas, si bien parece que no hizo más que recoger los comentarios de su
maestro, Aristóteles.
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Desde siempre, las flores han llamado la atención de los hombres. Muchas características de esos órganos vegetales inciden en esa atracción, desde su belleza hasta la misma cortedad de vida que tienen, sin despreciar su olor, los colores e, incluso, sus diversas utilidades. Todos esos caracteres juntos hicieron que no pocas personas dedicasen sus esfuerzos al estudio de las flores. Teofrasto, (371-
Dioscórides,
ya en los primeros años de nuestra Era, fue importante en el nacimiento de la
ciencia de las plantas. Siendo, como era, médico griego unido a las tropas
romanas, viajó mucho y alcanzó amplios conocimientos sobre plantas útiles al
hombre. Su obra Materia medica presenta
la descripción de más de quinientas plantas con uso medicinal o que podrían
aportar aceites, resinas, frutos o ser comestibles. En los cinco tomos que ocupa su
obra, las plantas aparecen ordenadas de acuerdo con su uso práctico (raíces de
uso medicinal, hierbas utilizadas como condimentos, perfumes, etc.) Este tipo
de presentación de las plantas según su utilidad fue importante, y mucho más si
tenemos en cuenta que, más tarde, aparecerían ordenadas alfabéticamente, lo
cual conduciría a un verdadero desastre conceptual. Dioscórides es
particularmente importante en la ciencia de las plantas y su Materia medica fue un texto de
referencia a lo largo de 1.500 años. Fue considerado como la suprema autoridad
en todos los temas referentes a ellas, sobre todo a sus propiedades
medicinales.
A lo
largo de toda la Edad Media, y principalmente en los monasterios, continuó la
costumbre, transformada ya en tradición, de estudiar las plantas en cuanto a su
utilidad. De acuerdo con el nombre griego dado a las hierbas: “botaniqué”, el
hombre que las estudiaba, tanto en sus formas como en sus cualidades, se
llamaba, de modo general, el “botanicós”. Con el tiempo, y por mayor facilidad
fonética, su acentuación se modificó hasta alcanzar la forma actual.
En los
albores del Renacimiento ocurrió una fuerte conmoción científica en el mundo europeo.
Entre otras cosas, fue debida a los grandes viajes que se habían iniciado en
tiempos de Marco Polo. El mundo vegetal aportó a Europa una gran cantidad de
nuevas plantas que fueron utilizadas como alimentos, estimulantes,
medicinas e, incluso, ornamentación.
Las
flores siguieron ejerciendo una fuerte atracción ante la imaginación popular y,
como tal, aparecen referencias a ellas en los modos de hablar. En ese plan,
“flor” ha llegado a ser sinónimo de “lo mejor”: “Está presente la flor de la
sociedad...” “Está en la flor de la vida...” También, significó lo selecto “La
flor de su trabajo...”: (Ya en los inicios del siglo IX, Carlomagno había sido
calificado como “el Emperador de la barba florida...”). Incluso, el nombre Antonio tiene su raíz en el griego "antos", que significa flor.
DISPUESTO PARA LA FLOR Y NATA... |
Con toda esta base conceptual, el vocablo “flor”, pasó a tener un nuevo significado, pues cuando
se seleccionaba lo mejor de un autor, se decía, y se dice, que se había realizado una
“antología” de ese autor. No sé a quién se le ocurrió ese nombre, lo cierto es
que tuvo éxito, lo mismo que un sinónimo pasado a lengua románica,
“florilegio”. Lo curioso es que se utilizó el nombre que, en otro caso, debería
haber sido utilizado para nombrar a la ciencia de las plantas, pues “Antología”
tiene raíces griegas. “Antos” significa flor y “logía” viene de logos, tratado.
Es decir, significa “ciencia (tratado), de las flores”, lo mismo que “zoología”
(en griego, zoo es animal), significa “ciencia de los animales”.
LA CIENCIA QUE ESTUDIA... |
Cando
se dieron nombres a las ciencias emergentes que estudiaban a los seres vivos,
el nombre de Antología ya tenía un significado bien definido y referido a
selecciones, principalmente literarias. No faltó quien propusiera el de
“fitología” (en griego “fitos” significa planta), para denominar la ciencia que
estudia los vegetales, pero ese nombre non tuvo mucho éxito. Fue cuando se
recurrió al nombre griego dado tradicionalmente a los estudiosos de las plantas,
“botanicós”, y la nueva ciencia fue llamada como siempre había sido llamada en la
tradición herborística monacal.
Por
eso quedó este nombre para designar a una ciencia que, comparada con otras de
objetos semejantes de estudio, se debería haber llamado Antología (ciencia de
las flores) o Fitología (ciencia de las plantas).
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