Estamos en campaña electoral, y me siento contagiado. Ya
sabemos que “una cosa es predicar, y otra dar trigo” y que “más vale un toma,
que dos te daré”. El Paseante silencioso trae aquí una cosa completamente falsa, de la que se confiesa autor. La ha utilizado a veces para indicar que, aunque las cosas puedan parecer
coherentemente estructuradas, conviene desconfiar si se nota en ellas cierto
tono de fragilidad conceptual.
Salvo la letra del fandango y la idea de mutación supresora y sus clases, todo lo demás es invención del Paseante silencioso. Y
puesto que avisa, espera que nadie se sienta ofendido.