La ley más general de la Biología
nos viene a indicar que “toda ley cuenta con sus excepciones”. No es una ley
escrita y surge como consecuencia de conocer los seres vivos y sus procesos.
Realmente me gusta mucho, pues ese mundo es tan complejo, que salvo los
hechos relativos a los procesos básicos moleculares, aquellos que implican a ácidos
nucleicos y síntesis de proteínas, todos los demás ya son reflejo de la tremenda
diversificación que poseen esos mismos seres. Dentro de esa diversidad, aunque
los procesos sean similares, (nacer, crecer, morir, reproducirse, etc.), cada
grupo tiene un modo peculiar de llevarlo a cabo. Y siempre, siempre, con
excepciones.
Cuando hablamos de leyes en ciencia,
las utilizamos como conceptos predictivos, y esto choca frontalmente con
quienes piensan que muchos procesos biológicos son hechos únicos, sin ningún
otro al que referirse en términos históricos.
Otro tanto puede decirse de la
singularidad de los seres vivos, sea cual sea el grupo al que pertenece (salvo
casos de reproducción asexual), a diferencia de lo que se pudo deducir al
aplicar las ideas de Platón al mundo de los seres vivos, como se hizo durante
siglos.
PARA PLATON, LA VARIACIÓN NO ES HEREDITARIA |
El pensamiento de Platón era el
de un geómetra: un triángulo, cualquiera que fuese el valor de sus ángulos,
siempre tendría la forma de triángulo y, así, sería diferente de un cuadrado o
cualquier otro polígono. Para Platón, el mundo cambiante de los objetos no era,
para decirlo de este modo, más que el reflejo de un mundo de pocas formas
invariables, que él denominó eidos y
el mundo tomista medieval definió como esencias.
Volviendo a la idea del triángulo, el polígono de tres lados y tres ángulos
sería su esencia. Los diferentes tipos de triángulos, no la modifican.
Las esencias constituyen lo que
es real e importante en el mundo. Pero son ideas y, como tal, pueden existir
independientemente de cualquier objeto. Características suyas son su
discontinuidad e invariabilidad. Según este concepto, la variabilidad en los
objetos que comparten esencia, se debe a la imperfección de cada uno de ellos
para copiar en sí mismo la esencia que lo inspira. Esta forma de ver el mundo
estuvo en la base del realismo de los tomistas, pero también en el pensamiento
de lo que más tarde se llamaría idealismo o positivismo de filósofos mas
recientes, incluso del siglo XX. Fue tanta la influencia de las ideas
platónicas en la filosofía posterior, que no faltó quien dijese que “se puede
decir con toda seguridad que la tradición filosófica europea se reduce a una serie
de notas a pie de página puestas a las obras de Platón”. Muchos lo consideran
una alabanza, cuando realmente es un lamento de que la filosofía europea no
haya sido capaz de librarse de la influencia de Platón a lo largo de todos
estos siglos. En términos biológicos, el sometimiento a esta idea de Platón
representó un verdadero desastre científico.
OBTENIDO POR SELECCIÓN DE CARACTERES VARIABLES |
Según Platón, los seres vivos
transmitirían a sus descendientes la capacidad de copiar la esencia de su
clase, no existiendo, por tanto, mayor variabilidad entre ellos que las imperfecciones
provocadas por los errores producidos al copiarla. Puesto que la esencia era
invariable, esos errores de copia se producirían en todas las generaciones de
modo que la variabilidad en una generación sería igual a la que aparecería en
cualquier otra a lo largo de ellas.
No deja de sorprenderme que
Platón negase, o no tuviese en cuenta la herencia de la variabilidad. Pero para
eso tendría que haber atribuido esta variación a causas biológicas y no a
errores de copia de una esencia invariable. Y digo que me sorprende porque,
necesariamente, Platón tuvo que conocer diferentes razas de perros, obtenidos
por selección y en los que es bien manifiesto que la variabilidad de algunos
caracteres morfológicos es hereditaria. También conocería diferentes tipos de
aceites y de manzanas y podría haber constatado que las diferencias en sus
clases no eran debidas a errores al copiar las respectivas esencias, sino a
causas hereditarias.
Pero esto fue ocurriendo a lo
largo de muchos siglos posteriores a Platón, hasta que en pleno siglo XIX,
Darwin hizo ver la base genética de la variabilidad y, por tanto, la
posibilidad de seleccionar sus caracteres responsables. Hasta entonces se
habían seleccionado especies, pero sin criterio científico. Existía una
separación conceptual total entre científicos y criadores de seres vivos,
fuesen ganaderos o agricultores. Hoy creo que tal separación no existe. Digo
“creo” porque no rechazo la idea de que esté tan ofuscado por mis criterios
actuales, que sea incapaz de constatar lo evidente. Es posible, no lo rechazo,
pero conozco a científicos que trabajan en granjas y en cultivos.
OBTENIDAS POR SELECCIÓN DE CARACTERES VARIABLES |
¿Cómo se dio cuente Darwin de
esto? Cuando estudió en la Universidad, visitó la granja de algunos amigos,
también estudiantes. Allí se familiarizó con diferentes razas de ganado y, tras
preguntar y analizar las respuestas, constató la realidad de la herencia de
caracteres debido a variabilidad. Algo contrario a lo que creían los
científicos del momento, tal vez por no haber realizado trabajo experimental de
campo.
Cuando publicó El Origen de la
Especies, debía combatir esta idea y lo hizo en el primer capítulo de la obra. Me
gusta ver cómo lo hace. Desde dentro, y voy a explicarme. En aquella época, los
hombres de una cierta posición social y cultural, a quienes iba dirigido el
libro, solían vivir en los que hoy llamamos viviendas unifamiliares, con huerta
y jardín, al cuidado de un jardinero. Pero todos ellos pasaban largos ratos con
sus palomas, Era una afición peculiar, que hacía que estuviesen horas en los
palomares, programando cruzamientos y seleccionando progenitores para obtener
descendencias concretas. Esos mismos hechos, a los que los londinenses estaban
tan acostumbrados y a cuyos resultados se referían al hablar de sus palomas, sirvió
a Darwin para que los lectores comprendiesen algo con lo que trabajaban de modo
normal desde hacía tiempo, la herencia de caracteres debidos a variación. Dicho
de otro modo, esos caracteres no eran debidos a errores de copia de una esencia
ideal, más bien había que admitir que se transmitían hereditariamente y,
además, eran susceptibles de ser seleccionados.
El contenido de ese primer
capítulo convenció a muchos lectores, intelectualmente honrados, del error
conceptual de Platón. Siguieron leyendo el libro con interés. Otros no se
quisieron dar por enterados, aún careciendo de argumentos sólidos, pero de esos
aún hoy abundan en nuestros foros.
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