Hace tres años que comencé con este blog. Sin más bagaje que algunas cosas que sabía y el correspondiente tutorial de Google, entré en este mundo sin saber bien dónde me metía. En este tiempo he encontrado de todo: muchas alegrías, amigos nuevos, experiencias de todo tipo y un constante afán de seguir aprendiendo.
Celebro el aniversario publicando la entrada más leída del blog
EL MAESTRO MEDIEVAL BERNARDO DE CHARTRES
Andaba yo por los treinta años de edad, cuando asistí a una
conferencia de aquel Maestro que fue D. Álvaro d’Ors. Habló de los estudios y
los estudiosos y citó las características que Bernardo de Chartes, en el siglo
XII, había atribuido a estas personas. Las retuve en la memoria, las apunté al
salir y las he mantenido cerca para reflexionar sobre ellas en más de una
ocasión.
Ahora quiero comentarlas aquí, pero creo que antes debo presentar
al Maestro de Chartres.
+ + +
El Maestro Bernardo ejerció su docencia en la Catedral de Chartes en
los primeros años del siglo XII. Neoplatónico convencido, su fama de
intelectual ha llegado hasta hoy. Se le atribuye una frase muy fructífera en el
mundo del conocimiento.
“Somos unos enanos
encaramados en los hombros de unos gigantes. Así, vemos más lejos que ellos. Y
no porque nuestra mirada sea más aguda o nuestra estatura más alta, sino porque
ellos nos llevan encima y nos elevan sobre su altura gigantesca"
Con esta frase, humilde en la concepción del propio valor, hacía
un gran
reconocimiento del saber a lo aportado por los clásicos. La frase tuvo
mucha fortuna, incluso en siglos posteriores.
Su discípulo John de Salisbury (S.XII), le atribuye la autoría del
siguiente poema:
Quae
vero sint discendi claves senex Carnotensis paucis expressit:
Mens
humilis, studium quaerendi, vita quieta
scrutinium
tacitum, paupertas, terra aliena.
Haec
reserare solent multis obscura legendo.
(El viejo [Bernardo] de Chartres expresó en pocas palabras cuáles
son las claves para aprender:
Mente humilde, afán de
buscar, vida tranquila,
reflexión silenciosa,
pobreza, tierra extranjera.
Estas cosas y la lectura
suelen aclarar a muchos cuestiones oscuras.)
+ + +
Quiero presentar esas cualidades que Bernardo de Chartres exigía
en el siglo XII a quienes querían aprender y se adentraban en el mundo del
conocimiento.
Mens humilis. Mente humilde.
No conozco a ningún amante del saber que sea soberbio en lo que
sabe. Más bien los conozco humildes, con la humildad que confiere creer que
cualquiera le puede aportar algún tipo de conocimiento. Por eso el sabio
pregunta a quien supone que le puede enseñar algo, independientemente de su
rango. Muchas páginas de la historia del conocimiento nos describen que un
sabio aprendió de un profano cosas que luego sirvieron para el avance de la
ciencia. Siempre ha habido iletrados que enseñan a sabios, o sabios humildes
que aprenden de iletrados.
Studium quaerendi afán de buscar.
Tampoco conozco a algún estudioso que se conforme con lo que sabe.
Su afán de conocimiento es constante, con el saber como un fin en sí mismo.
Para el amante del saber, nunca existe una meta ni un listón en el
conocimiento. Pero el estudio es un acto positivo de voluntad. Se estudia
porque se quiere hacerlo, a nadie se le puede obligar esta tarea, como hoy
pretenden hacer muchos.
Vita quieta, vida tranquila.
No sé cómo imaginar esta característica si no es contraria a la
idea del Maestro itinerante o al alumno. Lejos del bullicio de los caminos, a
Roma o a Compostela, lejos de goliardos y juglares, el estudioso precisa del
sosiego que confiere disponer de un lugar fijo donde desarrollar su trabajo.
Porque conviene no olvidar que el estudio es un trabajo que precisa sosiego. No
creo que el Maestro de Chartes tuviese nada en contra de los actuales planes de
movilidad de los estudiantes (Becas Erasmus, Sócrates) o del profesorado. Hoy
las cosas se hacen con mayores seguridades y pretendidos criterios de eficacia,
pero siempre han habido trabajos de recogida de datos, trabajos de campo, y
elaboración de los mismos en el sosiego de los laboratorios.
Scrutinium tacitum, reflexión silenciosa.
En español tenemos una palabra derivada de scrutinium, escrutinio,
y la aplicamos al estudio riguroso y atento de algo en lo que no debe haber
error (escrutinio de votos, por ejemplo). Estudio atento en silencio,
introvertido es lo que requiere el Maestro Bernardo. Luego se comentará, se
contrastará, pero el ejercicio silencioso siempre en necesario, y clave, en el
aprendizaje.
Paupertas, pobreza.
El estudio nunca ha sido un camino ni para la riqueza ni menos
hacia la opulencia. El sabio, tal vez por serlo, sabe vivir con lo poco y con
dignidad, sin perseguir lujos. Tampoco la sociedad, tal vez por menospreciar su
trabajo, se preocupa mucho por sus emolumentos o sus niveles de vida.
Terra aliena, tierra extraña.
Tal vez el más cruel, pues el sabio, por serlo, será considerado
como alguien ajeno a la sociedad. Incomprendido desde el principio, siempre
será considerado como alguien extraño. La sociedad tiene unos fines, los
rendimientos y plusvalías. El mismo conocimiento es el fin de los desvelos del
sabio, por eso es incomprendido y considerado como alguien que vive en otro
mundo.
También de Bernardo de Chartres es esta sentencia:
INIMICUS HOMINIS INSIPIENTIA EIVS.
AMICUS HOMINIS SAPIENTIA.
(El enemigo del hombre es la propia ignorancia.
Su amigo, el saber.)
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